POLICÍA LOCAL DE TARIFA (Página no oficial)

martes, 31 de agosto de 2010

¡Todo por la pasta! Ocurre en otros sectores profesionales: ¿formadores sin formar… profesionales que no lo son?

Por: Ernesto Pérez Vera
Instructor de Tiro Policial y Defensivo


Anoche, mientras veía un programa de televisión, me quedé perplejo: un doctor en medicina, y en cirugía, despotricó contra un determinado perfil empresarial relacionado con la estética y la salud. Según el Dr. Jaume Serra, cirujano plástico, en la mayoría de los centros de estética que ofrecen intervenciones quirúrgicas reparadores/estéticas, se cometen atropellos éticos y morales e incluso delitos. A éste cirujano se le notaba mucha sinceridad e indignación en sus palabras y comentarios. Es más, Serra llegó a denunciar, en su día, a la dirección de una clínica de estética en la que ejercía su especialidad como cirujano plástico. El propio Serra reconoció que muchas clínicas de estética hacen valer la máxima del “todo por la pasta”. Cuando se trata de salud, y sobre todo de “rajar el pellejo” en quirófano, mirar solo por la pela es un peligro, sobre todo para el que se va a dejar “rajar”, que además es que suelta la pasta…

En el programa se vieron a médicos que no lo eran pero que lo parecían por lo que decían, y como lo decían, a sus clientes, que NO pacientes. Los trataban como meros portadores de billetes en el bolsillo. Eso es lo que se criticaba, entre otras cosas, en ese programa televisivo. El documental dejó ver imágenes grabadas con cámara oculta, y lo que se vio y oyó solo se define como vergonzoso y delictivo. El Dr. Serra me dio una idea: escribir este artículo.

Eso de lo que hablaba, y que tanto criticaba el doctor, no solo ocurre en ese sector profesional. No solo hay médicos que ejercen como mercenarios del euro a costa de la salud y de la dignidad de sus “pacientes”. Por cierto, una de las cosas que reveló el programa es que, muchas veces no son médicos los que, sin pudor, dan consejos de salud estética a quienes solicitan información, por ejemplo, para realizarse un aumento de mamas, implantes de prótesis o reconstrucción de labios…

Mirando hacia el sector de la seguridad, también, y en mi opinión, existen atropellos de esta índole. Los vendedores de humos han proliferado en la rama de la formación privada de la seguridad. En el sector oficial de esta formación podemos encontrar, a veces, a “formadores” que han saltado de lo privado a público o incluso se mantienen en ambos campos. Estamos en la era del TODO VALE. En realidad, esta formación es solo un negocio, y por desgracia, a veces sucio y lleno de zancadillas.

Si miramos con lupa inspectora y crítica a los centros privados de formación de Seguridad Privada, encontraremos, en muchos de ellos, paralelismos con lo que contaba el Dr. Jaume Serra. En esos centros preparadores y de reciclaje para el personal de seguridad privada, no se valora la calidad del personal que se contrata para impartir clases, menos aún la experiencia real en el ramo. Solo se tiene en cuenta una cosa: el diploma o habilitación que la administración considera válidos para ejercer. Sinceramente, si eso se hace así, se cumple la Ley. No es poco. Lo triste es que no pasará nada, y todo seguirá igual, cuando el alumnado se queja de que el profe no sabe de lo que habla, cuando en sus clases hace manifestaciones contrarias a la lógica y las normas. Las cosas son así: mientras se tenga el diplomita y el alumno pague…todo correcto. ¡Todo por la pasta!

Hace tiempo que varios amigos, lectores y alumnos me dicen lo mismo: en algunos cursos, tanto policiales como de seguridad privada, muchos instructores y profesores de “derecho” le dicen cosas que, en principio y para los alumnos, no son verosímiles. Despropósitos como estos no se pueden tolerar: “…jamás desenfunden su arma de fuego a no ser que les hayan disparado antes…” “…hasta que no estén heridos no saquen el arma, pero eviten disparar…” “…ante un ataque con arma de blanca…jamás usen el arma de fuego, a no ser que ya los hayan herido gravemente…” Ante manifestaciones de esa clase, pronunciadas en un aula por un presunto docto, ¡que podemos decir…! ¿Falta formación al formador? ¿Es falta de interés por el alumno lo que lleva a decir sandeces de ese calibre sin más ahondamiento en la cuestión? ¿Confía el formador en la formación que se está impartido… o solo se pretende ganar pasta y que después cada perro se lama sus heridas…?

Cuando en la salud, en la seguridad y en la formación solo hay negocio…mal asunto para el que paga.■

martes, 24 de agosto de 2010

ROYAL GIBRALTAR POLICE (1ª PARTE)

Por: Ernesto Pérez Vera

Con acento gaditano, vecinos y cuando no, hermanos; así de cercanos, tan parecidos y sin embargo, tan desconocidos. Esa es la realidad del pueblo gibraltareño de cara a la mayoría de la ciudadanía española, y también lo es la realidad de la Royal Gibraltar Police, el cuerpo de policía metropolitano que protege las calles de este territorio británico de ultra mar.

Hace unos meses, en el número 83 de esta misma publicación, dimos a conocer, en total exclusiva a nuestros lectores, la existencia de un peculiar cuerpo policial de naturaleza civil pero de directa dependencia militar: la Gibraltar Services Police, -desde el 16 de diciembre de 2009, Gibraltar Defence Police-. Hoy traemos, como en aquella ocasión, una nueva exclusiva: todo sobre la Policía Local de Gibraltar, o lo que es lo mismo, la Royal Gibraltar Police.

Primeros pasos: la historia
Como es bien sabido por todos, la Policía Metropolitana de Londres es considerada como la más antigua del mundo. Naturalmente, hasta la creación de este cuerpo de agentes de la Ley, existían, tanto en el Reino Unido como en otros países, otros cuerpos o dispositivos encargados de la vigilancia y de la seguridad de personas, urbes y caminos. Sin ir más lejos, -incluiré un dato histórico y curioso- en España, la Reina Isabel I de Castilla ordenó en 1476 la creación de la Santa Hermandad (1). No obstante, la Policía Metropolitana de la capital inglesa fue la primera en dar a sus integrantes un carácter profesional y una organización interna que ha llegado, en mayor o menor medida, a nuestros días.

En 1829, el entonces Ministro del Interior, Sir Robert Peel, puso en marcha el proyecto de creación de un cuerpo uniformado de seguridad, para velar por la seguridad en las zonas urbanas y para restablecer el orden tras los casos de disturbios que la época traía consigo -revueltas sindicales en los inicios de lo que se denomina la Revolución Industrial-. Mr. Peel era conocido por el apelativo de Bobby, de ahí que, desde entonces y hasta nuestros días, los oficiales de policía británicos sean así denominados: bobbies. El modelo policial británico, a nivel de institución, sirvió de patrón o modelo a muchos países, principalmente a Estados Unidos, y a la mayor parte de países de su área de influencia.

No obstante, tras lo anteriormente manifestado, debo decir que en 1812, el propio Sir Robert Peel, fundó un cuerpo similar en Irlanda del Norte. Pero ese cuerpo irlandés no tenía el carácter permanente y profesional que recibió el londinense.

Desde aquellos lejanos días siguen teniendo, los policías británicos en general, la misma filosofía de servicio, esto es: el mantenimiento del orden y la prevención del delito, y no tanto, la represión del mismo. De hecho, y por ese mismo motivo, son famosos por el hecho de trabajar sin armas de fuego, si bien, esto en pleno siglo XXI no siempre se puede mantener. Determinadas misiones policiales hacen preciso el uso de este tipo de armas. La vieja costumbre de prestar servicios, como norma general, desarmados, convive con otras tantas tradiciones. Sirva de ejemplo de estas, el empleo que se continua haciendo del gorro característico de los Bobbies, el cual es utilizado por Oficiales y Sargentos siempre que presten servicio uniformado, no así el resto de empleos, los cuales se tocan con gorra de plato y damero negro/blanco.

Si el Cuerpo de Policía Metropolitano de Londres fue el primero del mundo, el Cuerpo de Policía de Gibraltar fue el primero de la Commonwealth -comunidad de naciones, y demás territorios, que poseen lazos históricos muy estrechos con el Reino Unido- Es, por tanto, la Policía de Gibraltar, la segunda fuerza policial, moderna y profesional más antigua del mundo.

El 25 de junio de 1830, en la todavía Colonia de Gibraltar -nombre oficial de la Plaza en la época- se funda la Gibraltar Police, solo pocos meses después de que Sir Robert Peel constituyera ese primer cuerpo policial profesional londinense. Su primer Jefe fue Mr. Henry Morgan, el cual poseía, implícitamente, otro cargo, el de Supervisor de Mercado. En ese momento el nombre correcto del cargo era, Director de Policía y Supervisor de Mercado. Desde la capital del Reino Unido, se desplazó a Gibraltar una comisión policial al efecto de formar a esta nueva fuerza de seguridad. Mr. Morgan, durante sus muchos años en el cargo, consiguió altas cotas de eficacia y éxito, motivo por el cual esta fuerza de policía se ganó el respeto de todos.

A modo de anécdota, decir que el día 28 de julio de 1830, solo tres días después del nacimiento de la fuerza policial, se produjo la primera detención. Este primer arresto fue llevado contra Miguel Morales, un sastre de nacionalidad española que, sin la debida autorización, penetró en la base militar británica.

Merece la pena volver la mirada un poco más atrás en el tiempo, por ello, recordaremos que la fuerza policial protagonista de este artículo, es directa heredera de la Guardia Genovesa.

La Guardia de Frontera o Genovesa la componían ciudadanos civiles, que eran contratados para dar apoyo a las fuerzas militares británicas siempre que surgieran conflictos con la población civil. En esta época, los conflictos de orden y seguridad eran los propios de una ciudad fronteriza: el contrabando de todo tipo de géneros y la inmigración. Los guardias genoveses, en ocasiones, prestaban apoyo a las tropas militares en la vigilancia de La Línea de Contravalación, paso único, y frontera natural terrestre, con el Reino de España. Esto fue allá por 1753, cuando en Gibraltar se comenzó a aplicar la Justicia inglesa.

Por cierto, ese único paso terrestre es el Istmo donde hoy se asienta la ciudad española de La Línea de la Concepción, la cual tomó su nombre de aquella “primitiva” Línea de Contravalación. Se le denominaba Línea de Contravalación al conjunto de fortificaciones españolas que fueron, durante años, usadas en los históricos asedios al Peñón.

Dignos de mención son los empleos de: “Sargento de españoles” y “Sargento de judíos”, existiendo ambos cargos dentro de la referida Guardia Genovesa. Esto refleja el papel que cada uno de los Sargentos tenía dentro de la comunidad en el interior de la Plaza. Tal importancia tuvieron los empleos antes referidos, que tras la disolución de la Guardia Genovesa, se mantuvieron los cargos de “Sargentos de españoles y judíos”. Con el tiempo, y debido al incremento de la población, llegaron a existir hasta ocho (8) Sargentos.

Desde el año 1937 y hasta nuestros días, el Jefe del Cuerpo recibe la denominación de Comisario de Policía. En 1965 se incorporaron a este cuerpo policial las primeras mujeres Oficiales de policía. Su graciosa Majestad Isabel II de Inglaterra, en junio de 1992, tuvo a bien conceder a la Policía de Gibraltar la denominación de “Real”. Desde entonces es denominada Royal Gibraltar Police. El control de entrada y salida de Gibraltar, -inmigración- por parte de personas visitantes de la Plaza, hasta 1990 fue competencia de este cuerpo de seguridad, si bien, desde esa fecha es competencia de una empresa privada de seguridad contratada al efecto por la autoridades gubernamentales.

Actualmente, la R.G.P. posee dos sedes policiales, siendo la principal o Cuartel General, la ubicada en New Mole House. Todavía se mantienen “operativas” las anteriores dependencias policiales, estando las mismas más céntricamente situadas en la urbe gibraltareña y donde, desde hace poco tiempo se instala, en la segunda planta, una sede judicial. En 2005, y coincidiendo con el 175º aniversario de la creación del Cuerpo, Cecilia Baldachino y Tito Benady, ambos escritores e historiadores “locales”, publicaron una magnífica obra que recoge toda la historia de esta organización policial.

Ingreso en el R.G.P. y la formación:
La edad mínima de ingreso en esta fuerza policial, al igual que en otras fuerzas policiales británicas, es de 18 años, no existiendo edad límite para acceder al cuerpo. Un ejemplo: en la última promoción, -año 2009- fueron nombrados 14 oficiales, teniendo alguno de ellos más de 40 años de edad, y no llegando a los 20 años otros de los agentes de nueva incorporación. La primera prueba eliminatoria entre los opositores a las vacantes, se posea la edad que se posea, es la prueba física, la cual se compone de cinco ejercicios: test de resistencia, salto de longitud, circuito de agilidad y velocidad, flexiones y una prueba de flexibilidad.

Otro de los requisitos que deben poseer los opositores, para ser reclutas de la R.G.P., es tener la titulación académica correspondiente al Bachillerato español y poseer una estatura mínima de 150 centímetros las mujeres y 160 centímetros los hombres. Quien posea lo anterior y tenga intención de formar parte de la Royal Gibraltar Police, podrá presentar la instancia de acceso a las pruebas, currículum vitae y certificación de no poseer antecedentes penales. Además de todo lo anterior, el opositor debe, por escrito, expresar cuales son las cualidades que cree poseer para poder ejercer la profesión de Policía en esta pionera fuerza de seguridad. Como antaño ocurría en España, la R.G.P. indagará, en la medida de lo posible y bajo el marco legal, en la vida y la conducta del opositor, de su entorno familiar y de su entorno amistoso. De ser detectada alguna conducta inmoral o ilegal, no pasará el “filtro” previo al ingreso en la Academia de Policía. Si son superadas esas “barreras”, los aspirantes a reclutas pasan por un periodo de convivencia y de entrevistas, que durará un fin de semana, tras ello, definitivamente, serán considerados reclutas con derecho a la formación de Oficial de Policía.

La Academia, o periodo de formación, se cubre dentro de la Plaza de Gibraltar. La formación está dirigida y supervisada por el Inspector John Caruana. Durante las 20 semanas de periodo académico, los reclutas estudian legislación, organización policial del cuerpo, actuación policial y técnicas de control y de orden público. Tras esas semanas, y por un periodo de dos años, estarán en situación administrativa de funcionarios en prácticas. Durante las 6 primeras semanas del periodo de prácticas, los reclutas son asignados a Oficiales veteranos que ejercerán de tutores y con los cuales darán “sus primeros pasos” en la calle.

Aún trabajando en la calle, los reclutas en prácticas son controlados y evaluados mensualmente y trimestralmente, pasando, al menos dos veces, otra vez, por la Academia. Este nuevo “paso” por la Academia se hace a efectos de realizar cursos concretos que serán determinados en cada momento y en atención a factores concretos. A modo de información: para el año en curso, -2010- está previsto que se convoquen 7 vacantes de Oficial. La promoción interna, desde “abajo”, es la única forma de acceder a puestos de mando, esto es común en todos los cuerpos policiales británicos.

La actual Fuerza de la R.G.P. la componen 230 funcionarios, -más que suficientes para una población de aproximadamente 30.000 habitantes y de bajos índices de criminalidad- quedando conformada del siguiente modo: 1 Commissioner of Police (Comisario), 3 Superintendents (Superintendentes), 5 Chief Inspectors (Inspectores Jefe), 12 Inspectors (Inspector), 26 Sergeants (Sargentos) y 183 Police Constables (Oficiales o Agentes de Policía).

El Comisario es nombrado y seleccionado por una comisión compuesta por: el Primer Ministro de Gibraltar, el Gobernador de Gibraltar –representante de la Corona inglesa en La Roca- y por el Comité de la Autoridad de la Policía. Louis Wink, el actual Comisario, lleva 6 años en el cargo.

Los salarios que reciben los agentes de la Royal Gibraltar Police, son muy similares a los que perciben los agentes de los Cuerpos de Policía Local de España, pero superiores a los que reciben los funcionarios policiales del Estado español –Guardia Civil y Cuerpo Nacional de Policía-. Así pues, un agente de la R.G.P., durante el periodo académico, percibirá la cantidad anual de 22.000 euros y de 24.000 euros al finalizar la formación. Alcanzados los 14 años de antigüedad en el cuerpo, el Oficial percibirá 34.000 euros anuales. Los Sargentos perciben 34.500 euros anuales, llegando a los 39.000 cuando lleguen a 4 años de antigüedad en tal empleo. La verdad, no están nada mal esos emolumentos.

Cabe destacar que el 10% de los aspirantes a la R.G.P. son mujeres, pudiendo reseñar que cada día son más los nativos de Gibraltar que ingresan en la fuerza. De unos años a esta fecha, se exige al aspirante a Policía que posea un mínimo de 3 años de residencia en la Plaza. El estar casado con un residente es también “salvoconducto” para opositar. Antes de aplicarse esta norma, era muy frecuente el ingreso de británicos llegados de la metrópolis. Respecto a las religiones, hay de todo. Gibraltar es un lugar en el que históricamente han convivido, sin problemas de ningún tipo, personas de todos los credos y culturas, por ello, en el seno de esta fuerza de seguridad, es fácil encontrar a funcionarios judíos, católicos, protestantes e hinduistas, no tanto musulmanes.

La edad de jubilación se puede alcanzar a los 50 ó a los 55 años, según el tiempo de servicio que lleve prestado el funcionario. Un ejemplo sería este: con 50 años de edad y 27,5 años de servicio, un agente se podría jubilar con la siguiente retribución económica: en un solo pago, la suma total de dos sueldos anuales, siendo la mensualidad, desde ese día, de un tercio de la nómina mensual normal. De esa nómina mensual, hasta los 55 años de edad se descontarán impuestos, llegados a los 55 años, el tercio de la nómina será íntegro, sin descuento de ningún tipo de impuestos.

Es digno de mención el trato y seguimiento que reciben los jubilados del Cuerpo o los agentes en servicio activo que requieren de “ayudas” sociales por motivos de salud o ingresos prolongados, de ellos o de familiares, en centros hospitalarios. Dentro del área administrativa de la R.G.P., un agente vela por la calidad de vida de los que precisan algún tipo de mejora vital. También, ese funcionario se encarga de acudir, a presentar los respetos y rendir los honores oportunos, a los actos funerarios de los agentes fallecidos incluso cuando lleven años jubilados.

Existe un “catálogo” muy limitado de condecoraciones en el seno de la Royal Gibraltar Police, pero vamos a conocerlo ahora: la Medalla de Constancia en el Servicio se puede obtener al alcanzar los 15 años de antigüedad, naturalmente, si no se poseen “manchas” disciplinarias en el expediente personal. Alcanzados los 25 años de servicio, a la Medalla antes referida, se añade una barra que acredita esa antigüedad y del mismo modo ocurre cuando se llega a los 30 años de servicio. Por el cúmulo de servicios muy destacados y relevantes, en la Royal Gibraltar Police se puede imponer la Medalla al Mérito Policial.

Con menor categoría que las Medallas antes descritas, se pueden conceder felicitaciones públicas internas, existiendo de dos categorías: las concedidas por el Comisario Jefe o las concedidas por el Superintendente Jefe del Área de trabajo del agente felicitado.

PUBLICADO EN EL Nº 91 DE LA REVISTA WAR HEAT INTERNACIONAL

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ocurría antes y sigue pasando hoy, no es cosa de modas: LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ENVUELVEN AL ENCUENTRO ARMADO, SIGUEN SIENDO LAS MISMAS A DIA DE HOY…

Por: Ernesto Pérez Vera

Uno de los personajes más famosos de la era del Salvaje Oeste norteamericano, fue, sin duda, Wild Bill Hickok(1). Nuestro personaje, fue conocido por ser Agente de la Ley en varias localidades, aunque cuando consiguió el empleo de Comisario en Albilene, (Kansas) fue cuando obtuvo más fama en la profesión. El Estado de Kansas era un área geográfica muy peligrosa en esa época, quizás, como todas las áreas de la denominada: La Frontera.

Hickok también atesoró fama a través de otros trabajos. Colaboró en el espectáculo internacional de Bufalo Bill,(2) (este espectáculo, en el siglo XIX, era considerado el más grande del mundo) el cual consistía en exhibiciones que demostraban al público, el estilo de vida del Oeste “salvaje”. Así pues, se mostraban, de forma espectacular, (por nativos norteamericanos) los modos y las formas de montar a caballo, lanzamientos de cuchillo, lanzas y flechas. Disparos, muy rápidos y precisos, con armas de fuego (tiro de exhibición) a pie firme y a caballo, eran parte muy importante del show, así como las exhibiciones de desenfunde de revólveres y demás habilidades con el arma en la mano; en fin, todo lo que ya sabemos que configuraba ese estilo de vida.

En esa etapa de su vida, Hickok conoció a Juanita “Calimadad”, con la que, al parecer, tuvo un afer. Se dice que ella, desde entonces, vivió siempre enamorada de nuestro personaje. Como todos saben, Juanita era una excelente tiradora de exhibición, tanto con armas largas como cortas. Por cierto, aunque falleció en el siglo XX, su cuerpo descansa en una tumba junto a W. B. Hichok.

Conductor de diligencias, cazador y explorador del ejército, son otros de los empleos que tuvo nuestro personaje, el cual, era también aficionado al juego y a los duelos, aficiones en las que cosechó sonados triunfos y gran fama.

Precisamente, fue un duelo el 21 de julio de 1865, en Springfield, (Missouri) donde, con total seguridad, nació la fama y la leyenda de Hickok. El mortal encuentro fue contra Davis K. Tutt.

Muy sucintamente, vamos a conocer ese caso. Merece la pena. El motivo fue una deuda económica, si bien, Tutt llevaba tiempo ofendiendo públicamente a Hickok. Cabe destacar que Hickok, aún, no era agente de la Ley. Se dedicaba al juego. Finalmente, las ofensas que recibía nuestro personaje, lo sacaron de sí y se produjo un duelo clásico de la época.

En la plaza principal de Springfield y a 65 metros de distancia, aproximadamente, ambos contrincantes se situaron uno frente al otro. Según testigos presénciales, y otros referenciales, solo se oyó un disparo, pero todos coinciden en que antes del “estampido” Hickok y Tutt, habían desenfundado sus revólveres. La cuestión es que Tutt recibió un disparo en el pecho y Wild Bill no fue alcanzado por proyectil alguno.

La cosa es que, aún sonando un solo disparo, el revólver de Tutt tenía una recámara vacía, solo tenía la vaina en la recámara correspondiente al último disparo. Con total seguridad, Davis Tutt erró el disparo contra su rival. Tutt gozaba de gran fama como tirador de precisión. Se sabe que Hickok apoyó el cañón de su Colt Navy mod.1851 calibre .36 en su antebrazo débil, consiguiendo lo que esperaba: un disparo preciso a una distancia “interesante”. También, es sabido que, por aquella época, usaba, en ocasiones, un revólver Colt Dragon calibre .44 y un S&W nº2 calibre .32

El Coronel y articulista de prensa George Ward Nichols, semanas después del juicio en el que derivó el resultado del duelo, (Hickok fue detenido y procesado, pero declarado inocente por aplicación de Legítima Defensa) inició una serie de entrevistas que fueron publicadas. Ahí, casi con total seguridad, nació el mito.

Según se cuenta, como duelista tuvo grandes éxitos y causó bastantes bajas. Parece ser que él NO solía ser el primero en desenfundar, era muy astuto. Hickok, confiaba tanto en la velocidad de su desenfunde y en su precisión, que esperaba a que su adversario sacara primero el arma, incluso dejaba que efectuara el primer disparo. Con ello conseguía que los siempre curiosos ciudadanos, fueran testigos fieles y ocasionales de que él disparaba en defensa propia, y de ese modo eludía las posibles responsabilidades judiciales.

Tuvo siempre mucha suerte pues sus adversarios, aún siendo los primeros en disparar, siempre fallaban, (quizás les imponía el estar frente a tan mítico personaje y eso les podía hacer perder el control) y antes de que ellos mismos se dieran cuenta…ya habían sido abatidos por los revólveres de Hickok. Merece la pena reseñar que casi siempre portaba dos revólveres.

Cuando trabajó para el ejército, acumuló, tras de sí, un buen número de historias que le otorgaban numerosas bajas en combate contra indios y mexicanos. No todas las bajas que rodeaban a estas leyendas fueron bajas contrastadas, pero desde luego, se sabe que muchas de las cifras fueron reales.

Pues bien, este personaje tan habituado a las armas, en una época en la que, aquel que no fuera el mejor, moría, fue, como antes decía, Comisario en Albilene. Solo ocupó el puesto durante ocho meses y en ese tiempo, parece que abatió, en defensa de la Ley, a muy pocas personas; cuando acabó su contrato como Jefe de Policía, solo había abatido a cinco contrincantes, pero debido a su habilidad en el manejo de las armas, (revólveres) y su velocidad de desenfunde, su reputación y fama ganaban al número de bajas que realmente había causado, alimentándose con ello la leyenda.

Él, presumía de haber matado a más cien hombres a lo largo de su vida, pero a día de hoy y con estudios muy detallados, se cree que en toda su vida no llegó a treinta abatidos confirmados. La prensa del momento y los novelistas, alimentaban la imaginación de sus lectores, atribuyendo a Hickok y a otros “ases” del momento, cientos de muertes. Tanto es así que, a nuestros días nos llegan conceptos equivocados y exagerados de lo que de verdad ocurría en esas violentas ciudades.

Nuestro personaje está en el elenco de las diez personas más mortales de la historia. Existe publicada una obra literaria que lleva por título: Los 10 Hombres más Mortíferos de la Historia, y Hickok está entre ellos.

Parece que el último de los malhechores al que abatió, mientras era Agente de la Ley, se le enfrentó, a solo tres metros de distancia. El 5 de octubre de 1871, según consta, el Comisario le ordenó a un vaquero que tirara sus armas al suelo, (estaba prohibido portar armas en la ciudad) pero el vaquero, lejos de obedecer la legítima orden “policial”, le disparó dos veces. El primero de sus disparos alcanzó el faldón del abrigo de Bill, no causándole heridas, impactando el segundo disparo en el suelo, justo entre los pies de nuestro Comisario. Antes de que hubiera acabado el segundo disparo su atacante, Hickok le disparó, certeramente, dos veces en el vientre, causando graves heridas al vaquero. Pocos días después, como consecuencia de las heridas, falleció el vaquero.

Mientras se producía el enfrentamiento, en el lugar se reunieron un buen número de amigos del “problemático” vaquero, los cuales insultaban y gritaban al Comisario. Parece que eso no le hizo perder, al agente, la concentración durante el enfrentamiento. Pero entre la poca luz del lugar, la tensión, los nervios y el estrés posterior al enfrentamiento, (seguro que él controlaba en parte el estrés, pero la capacidad cognitiva se deteriora siempre) no identificó la sombra de la persona que, revólver en mano, se le aproximaba por uno de sus laterales, y abatió, de dos rápidos disparos, a la persona que daba forma a esa sombra.

Lamentablemente, el segundo de los abatidos, de esa noche, era uno de sus mejores amigos. Ese amigo, el agente de La Ley Mike Willians, solo trataba de llagar hasta Hickok para alejarlo del lugar y darle protección y seguridad mientras abandonaban el escenario del encuentro armado. Desde ese día, Hickok no fue el mismo.

Wild Bill Hickok no fue el que más contrincantes mató, no fue el que más enfrentamientos mantuvo en esa época. Él, solo fue uno más. Pero he querido usarlo como ejemplo porque es un personaje conocido por todos, no solo por su faceta de hombre de armas y de la ley, sino por otras facetas, sobre todo la de colaborador en el espectáculo más conocido en el momento. Además, Hickok se salía del perfil de agente de la Ley del momento. Él, era educado en su hablar, pausado en movimientos y cortés con los ciudadanos, a veces hasta con los malhechores.

Se sabe que el Comisario era una persona odiada por unos y envidiada por otros. Sufrió continuas amenazas de muerte. Merece la pena destacar que, en una ocasión, la prensa le dio por muerto, y el propio Hickok contactó con los autores de la noticia para decirles que aún estaba vivo.

Hickok siempre tomaba precauciones. No se sentaba, nunca, dando la espalda a las puertas de los lugares en los que se encontraba. Iba armado siempre, ocultando, a veces, su revólver bajo el abrigo. Por cierto, en una ocasión, recortó el cañón de una de sus armas y modificó el abrigo para poder disparar desde debajo del mismo. Nunca entraba en zonas oscuras o poco iluminadas y tampoco era “amigo” de entrar en callejones. En fin, tomaba precauciones y se mantenía alerta. Pese a eso, al final murió por un disparo en la nuca y a quemarropa. La muerte le llegó mientras jugaba a las cartas y daba la espalda a la entrada del establecimiento, quizás fue la primera vez que rompía esa norma de seguridad.

Su asesino le disparó con un Colt del calibre .45, y lo hizo casi desde la calle. Algunos dijeron que lo asesinaron desde el mismo umbral de la puerta del salón de juegos. Cuando Hickok se desplomó, y cayó al suelo, en sus manos tenía las cartas de la que era su última partida, concretamente Dos pares de Ases y Ochos Negros, desde ese día, y hasta hoy, a esa jugada se le llama: la Mano del Muerto.

En el Juzgado del Condado de Deadwood, (Dakota del Sur) apareció, en la década de los años cuarenta, del siglo XX, una carta que escribió el mismísimo Hickok. La referida epístola no llegó jamás a su destino, nuestro personaje fue asesinado antes de pasar por la oficina de correos para remitirla. La misiva era la respuesta de Hickok a un admirador y seguidor de sus acciones, el cual le había preguntado, entre otras cosas: ¿Cómo llegó a matar usted a tantos hombres? ¿Qué técnicas de tiro usó usted Sr. Hickok...? Lo que no se puede saber es, si preguntaba por un caso concreto o por todas las víctimas de Wild Bill, en cualquier caso, esta fue la respuesta textual:”…LEVANTÉ MI MAMO A LA ALTURA DE LOS OJOS, COMO SI ESTUVIERA APUNTANDO CON EL DEDO…Y DISPARÉ…”

Y ahora, -como instructor de tiro defensivo que soy- digo yo: ¿Hay algo más natural e instintivo que eso? Cualquiera de nosotros, incluso un niño, (con varios años de edad) controla y coordina, sin entrenamiento específico previo, los movimientos de su ojo y dedo, y apunta con el dedo índice a cualquier objeto sin demora alguna de tiempo. Para ello, instintivamente el ser humano, desde que nace, va aprendiendo a hacerlo. Siendo un bebé no se consigue, pero a los pocos meses, todo niño sin problemas motrices y de coordinación, es capaz de ir ganando calidad en estas coordinaciones físico-oculares.

El arma no es más que una prolongación imaginaria de ese dedo. Si un tipo como Hickok, sobrevivió en esa turbulenta época, a duelos, enfrentamientos como “particular” y encuentros armados como agente defensor de la Ley, y usaba algo tan instintivo y tan natural, es que eso, es lo que funciona. NO se diseñaron, en esa época, técnicas complicadas, con un pie ahí, el otro aquí, este brazo para delante, el otro para atrás…NO, señores, lo sencillo y natural, y cuanto más sencillo mejor, eso es lo que funciona en situaciones reales de enfrentamiento con extremo estrés.

Saquemos conclusiones de ese encuentro “profesional”:

1º. El enfrentamiento policial, o defensivo, en esa época, ya se daba a muy cortas distancias. Anteriormente se ha dejado expuesto un caso concreto, pero son muchos los que se pueden rescatar de las memorias y biografías de las viejas leyendas del Far West. Otro ejemplo, digno de un artículo, es el archifamoso suceso de OK Corral con los hermanos Earp(3) y unos pistoleros muy conflictivos. Aunque, lo de Tombstone, fue, quizás, más personal que profesional, pero no deja de ser un encuentro armado a muy corta distancia.

2º. Pese a la escasísima distancia en el enfrentamiento narrado, hubieron disparos que se fallaron. El vaquero que disparó a Hickok los efectuó muy bajos y eso que ya sabemos que en esa época, la gente estaba muy habituada a tirar por diversión y en situaciones reales; en fin, que tenían gran hábito y destreza en el manejo de las armas. Pero al final, en los enfrentamientos reales, cuando te disparan y te juegas la vida, las cosas cambian mucho y se fallan disparos que parecían imposibles de errarse. De todos modos, el vaquero estaba beodo.

3º. Incluso un profesional de las armas en esa época, (casi todos tenían experiencias reales en enfrentamientos y un buen manejo de sus armas) puede entrar en tal situación de estrés “descontrolado”, que su visión se vea afectada y entre, de lleno, en el llamado Efecto Túnel. Además, también sufrirá la falta de control y capacidad cognitiva, como la que sufrió el Comisario cuando abatió a su amigo.

4º. Podemos ver que Hickok, en esa acción, abatió a dos personas de forma muy rápida y eficaz con dos disparos a cada uno. No se limitó con un disparo, aún sabiendo o creyendo que sus disparos los colocaría en la zona deseada, -tanto por su destreza como por la escasa distancia que le separaba de su agresor-

Pese a ello, el Comisario aseguró sus blancos con dos súbitos disparos. Es lo que hoy llamamos doble tap.

5º. Muy ilustrativa y aclaratoria es la misiva hallada en los Juzgado del Condado de Deadwood. Lo sencillo, lo natural y lo de fácil asimilación, es lo que mejor funciona en situaciones de estrés y tensión extrema.

6º. Hickok, tras dar muerte al vaquero, recibió muchas amenazas de muerte, por ello modificó y adaptó su equipo para ser más eficaz en su uso. Recortó el cañón de una de sus armas y diseñó un sistema de sujeción para usar el arma desde dentro del abrigo. En pocas palabras, adoptó nuevas técnicas y tácticas para sobrevivir. Por cierto, aunque poseía varias armas, -como hemos visto anteriormente- sus preferidas siempre fueron los Colt Navy 1851.

7º. El estado de alerta permanente le mantuvo vivo más tiempo, aunque finalmente la muerte le llegara por descuidar la retaguardia durante aquella fatídica partida de cartas.

(1) James Butler Hickok (Troy Grove, Illinois 27 de mayo 1837 - Deadwood, Dakota 2 de agosto de 1876) se le apodó Wild Bill (Bill el Salvaje). En una ocasión, cuando trabajaba como conductor de diligencias, y mientras dormía a la luz de la luna, (no era amigo de las comodidades) se enfrentó al oso que atacó a los pasajeros que dormían en su carruaje. Hickok atacó e hirió al oso con su machete, pero también él, resultó con heridas de cierta consideración.

Su cobarde asesino estaba resentido por una partida de Poker que Hickock le había ganado con anterioridad. Jack McCall era el nombre del cobarde criminal.

(2) William Frederick Cody, es el verdadero nombre de Buffalo Bill (26 de febrero de 1845-10 de enero de 1917) el apodo de Buffalo, le fue puesto por su habilidad como cazador de búfalos, con cuya carne se alimentaba a los trabajadores de los ferrocarriles. Lo de Bill, fue porque a un afamado cazador, así llamado, Cody, le ganó una competición de caza de búfalos.

Fue soldado, explorador, del 7º Regimiento de Caballería durante la Guerra Civil. Años más tarde, volvió al mismo trabajo, pero en esta ocasión, en el 3º Regimiento de Caballería, pero ya, en esta segunda unidad militar, era un civil contratado por su enorme experiencia en los territorios indios. En esa segunda época, 1872, fue condecorado con la Medalla de Honor del Congreso, pero justo después de su muerte, en 1917, le fue retirada la condecoración. Tras unas modificaciones reglamentarias: a un civil no se podía conceder dicha distinción. En 1989, la Medalla le fue restituida a título póstumo.

Gracias a Cody, el Salvaje Oeste y el estilo de vida fronterizo fue conocido en todo el mundo. Montó una compañía al estilo circense. Con este espectáculo, recorrió todo el país y parte de Europa, llegando a ser considerado el mayor espectáculo del mundo. Destacaban en sus circuitos artísticos, los espectáculos con caballos salvajes de todos los orígenes, americanos, españoles, árabes, argentinos, rusos, etc. Su habilidad con las armas era también una gran atracción, realizando exhibiciones de tiro a naipes y monedas.

Contrató a Toro Sentado y otros nativos americanos, sobre todo para que apareciera en sus números artísticos. Era especialmente esperada, por el público, la representación de la última Batalla de Custer, (Little Big Horn) cuyo personaje representaba el propio Cody.

(3) Wyatt Berry Stapp Earp (19 de marzo 1848-13 enero de 1929) es el más famoso de todos los hermanos Earp, (Virgil, Morgan) los cuales le acompañaban el día del más famoso tiroteo del viejo Oeste, el famoso OK Corral de Tombstone (Arizona). En el referido tiroteo, iba acompañado también de su gran amigo, y desde aquel día famoso pistolero, Doc Holliday.

Wyatt fue uno de los más famosos y temidos agentes de la ley en la “frontera”, era implacable y duro ante los malhechores y tenía fama de incorruptible. Se hizo famoso por su habilidad en el manejo del revólver y su sangre fría ante los tiroteos. A veces, ponía fuera de combate a sus rivales con un fuerte golpe en la cabeza, para ello usaba el cañón de su revólver, el cual desenfundaba tan rápido, que el golpeado ni se percataba de lo ocurrido. Quizás, podamos decir que era una forma de usar lo que hoy llamamos, ARMAS DE LETALIDAD REDUCIDA o baja letalidad. Tal vez, esa era la “ASP” del momento.

Dentro de las fuerzas del orden, ocupó varios cargos en diversas ciudades, llegando a tener a sus hermanos como compañeros de armas en alguna ciudad.■

lunes, 9 de agosto de 2010

HÉROES vs MEDALLAS: ¿las reciben los que están donde se dan o las reciben los que están donde se ganan?

Hace unos días, en el blog de un amigo, leí un artículo sobre los héroes policiales. En el texto se exponía el significad de la palabra héroe según la Real Academia de la Lengua Española, y seguidamente se exponían casos reales de agentes de seguridad, de todo el mundo, que, a criterio de mi amigo y sus lectores, merecían el apelativo de héroes. Muy resumidamente, un héroe es una persona que realiza una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor o pericia.

Es precisamente esa definición, a groso modo, la que se refleja en todos los reglamentos y normativas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y de las Fuerzas Armadas, para la concesión de medallas al mérito policial o militar. Pero hay más, al existir un amplio catálogo de condecoraciones y premios de reconocimiento a la labor profesional, también se pueden otorgar premios de más prestigio, exigiéndose para su concesión, casi siempre, un riesgo propio en el acto que produjo la acción meritoria de reconocimiento.

Al hablar con profesionales de todos los estamentos en los que se imponen condecoraciones, -casi todos cuerpos armados y uniformados- siempre se oye la misma queja: se dan demasiadas medallas a quienes no participaron directamente en la acción que dio origen a la concesión; a veces se concede a quien nunca tuvo conocimiento de tal operación. Este es un mal extendido y en auge. Pocas condecoraciones se conceden con la opinión mayoritaria de la justa concesión, y cuando es así…a la par se entregan otras vergonzosas que se suelen esconder y justificar tras la merecida. Estas puede minusvalorar a la primera.

Hoy, un veterano compañero de otro cuerpo me ha expuesto su experiencia con las medallas, la sociedad, el Cuerpo y los avatares políticos, sindicales e internos de su institución. Este amigo ingresó en el Cuerpo de Policía Nacional cuando este acababa de nacer tras la desaparición de la Policía Armada. ¡Ya ha llovido! Pues bien, Moreno me cuenta que al ingresar en el Cuerpo, -es su impresión- se otorgaban felicitaciones públicas y condecoraciones por servicios destacados y se hacía con bastante justicia. Conoce el caso cercano de un compañero que detuvo, sin operativo especial alguno, a un comando de eta (para estos perros uso letras minúsculas) y por ello lucía la medalla al mérito “blanca”. Otro de su unidad, también en los tiempos de inicio de su carrera, lucía la “roja”, fue la primera que vio en el pecho de un igual. Aquel compañero lucía “la roja” por su acción en un atraco en el que acabó con la vida de dos delincuentes. Por todo ello, a sus 22 años, Moreno creía que las medallas se daban justamente.

Las cosas cambiaron con el devenir de los tiempos. La sociedad española iba cambiando: llegó al poder el partido que hoy nos gobierna. Según Moreno, nació la eterna sospecha sobre los agentes uniformados. Se sacaba la lupa para todos ellos. Parece que por muchos de los hechos que antes daban inicio a expedientes para felicitación, condecoración o recompensa, ahora daban inicio al expediente disciplinario para averiguar veracidades…Se acabaron las felicitaciones públicas para los operativos uniformados de “calle”, sin embargo, todos los días se podía leer en las Ordenes Generales que los que se sentaban en cómodos despachos, y nunca pisaban las calles, recibían inmerecidos premios y reconocimientos profesionales.

Esto hizo que, en los actos en que se usaba uniforme de gala o similar, los que carecían de una pechera “chapada”, pusieran en “cuarentena”, por sospecha, a los que bajaban de sus despachos, u otros destinos, con el uniforme repleto de chapas.

Para Moreno, la llegada del PP al Gobierno de la Nación puso en alza la labor del Policía de la calle. Parece que los jefes del CNP, cuando coincidían en actos con compañeros de la GC, veían más medallas en las guerreras de esos compañeros, por ello empezaron a otorgar, a los suyos, más medallas que en los tiempos recientemente pasados. Eso sí, se daban con cupo: tantas para tal unidad y tantas para la otra y así con todas. Al final no se tenía en cuenta el valor real de los servicios, sino que se contentaba a todos, pero NO por igual. Se cubría expediente, algo común en otras facetas de esta profesión.

Nació la Romería de las Medallas. Gente con dos o tres años de antigüedad ya lucía medallas y otros agentes que venían de hacer la transición, y seguían en la calle, no tenían nada. Otros se jubilaban casi sin nada, mientras a los nuevos se les iba incentivando con “chapas”. Los que se estaban yendo jubilados habían soportado la peor época del terrorismo y una delincuencia insaciable, pero sus uniformes estaban más vacíos que los del relevo.

Tras decirme eso, Moreno admite que posee dos medallas al mérito y ambas “blancas”. Una se la dan a destiempo, como dice él. Ha sido por su trayectoria profesional, precisamente cuando ya ni recuerda las mil intervenciones delicadas que ha protagonizado y que merecieron, per se, medalla particular. La otra se la han concedido por una acción con riesgo propio durante la detención a un atracador que, armado con una escopeta, lo encañonó. Pero esta segunda es también “blanca”

Un buen amigo siempre dice, y sabe de lo que habla, -tiene muchas medallas y a propuesto a muchos para que las recibieran- que lo importante es hacerlo, y no el reconocimiento. Seguramente es cierto, pero a todo el mundo le gusta ser reconocido, es algo inherente al ser humano sano. Otro amigo me enseñó una frase que oía de su padre ya fallecido y que fue alto mando de las Fuerzas Armadas y veterano de guerra: “…las medallas las reciben los que están donde se dan, y NO los que están donde se ganan…” creo que demasiadas veces es cierta la afirmación del padre de mi amigo. También él sabía de lo que hablaba.

Don Gonzalo

martes, 3 de agosto de 2010

CONCLUSIONES EXTRAÍDAS DEL ANÁLISIS DE ENFRENTAMIENTOS ARMADOS

Ernesto Pérez Vera
Instructor de Tiro Policial y Defensivo


El agente de policía por lo general NO está psicológicamente preparado para afrontar un enfrentamiento armado real, y para colmo, la inmensa mayoría de los planes de formación y entrenamiento de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en España, no guardan relación con la realidad del enfrentamiento.

Esto es algo que ya fue asumido en Estados Unidos. Allí se analizan y estudian todos y cada uno de los casos en los que un agente de la ley (aquí en España denominado Agente de la Autoridad) se ve envuelto en un enfrentamiento en el que se hace uso de las armas de dotación reglamentaria. Estos análisis se realizan tanto si el agente fallece como si resulta herido o indemne pero siempre se hace un análisis y estudio de todo lo ocurrido.

Para el análisis, se obtienen datos relativos a la distancia de los enfrentamientos, tiempos de reacción, número de disparos y de impactos, calibres usados, comportamiento de los proyectiles, etc., y de todo ello se obtienen conclusiones que pueden ser tenidas en cuenta para diseñar o programar entrenamientos más eficaces.

El FBI ha realizado un estudio concienzudo sobre detalles relacionados con el fallecimiento de agentes del orden de su país. Este trabajo revela datos referidos a la década de los años 90 del siglo pasado. Así pues, pueden afirmar que el 66% de los agentes que fallecieron por ataque de un delincuente, lo fueron en acto de servicio como agentes patrulleros uniformados y un 22% cayeron durante tareas de investigación.

Las circunstancias en que se produjeron los encuentros armados fueron muchas, detallando en este artículo solo las más significativas. El 21% fallecieron cuando trataban de detener a un delincuente por un delito común. Otro 21% lo hicieron cuando procedían a identificar a sospechosos o infractores de tráfico. El 19% fueron asesinados cuando mediaban en riñas o peleas. El 18% estuvieron envueltos en enfrentamientos con atracadores de establecimientos varios. El 21% restante fueron abatidos en circunstancias variadas. Dentro de estos porcentajes, es de destacar que la mayoría se produjo en horas nocturnas.

Aún siendo los datos anteriores referidos a casos en Norteamérica, serían perfectamente extrapolables a la realidad de nuestro país.

Podríamos en consecuencia, llegar a las siguientes conclusiones:

1º.- En el enfrentamiento real, nuestro agresor dispara o ataca con arma blanca contra nosotros antes de que nos demos cuenta de que se está produciendo un ataque, o de que está apunto de iniciarse.

En los entrenamientos del 80% de los cuerpos policiales de España, eso no se recrea jamás. En nuestro país se entrena de forma estática contra blancos estáticos, y muchas veces se inicia el ejercicio con el arma en la mano y no desde la funda. Tampoco el instructor inculca instinto de supervivencia, el cual puede hacer salir el instinto animal que todos debemos tener escondido en algún sitio.

En esos casos de enfrentamientos reales, es difícil sobrevivir al primer disparo pero en caso de seguir vivo, hay que iniciar cuanto antes una defensa reactiva. No lo olviden, los “buenos” siempre dispararán ante el ataque de los “malos”, por ello casi siempre, el agente resultará herido aún cuando consiga repeler con eficacia el ataque.

2º.-
La inmensa mayoría de los ataques, con cualquier tipo de arma (fuego, blanca o contundente) se producen por sorpresa, provocando un shock en el agente atacado.

Si el atacado queda paralizado por el shock, puede estar perdido, pero si consigue reaccionar, normalmente antes de repeler el ataque, se planteará cuestiones sobre las repercusiones legales y mediáticas de su acción

3º.- La reacción instintiva de defenderse debe ser súbita, bien reducir silueta (es natural y a veces se realiza sin que el propio atacado se de cuenta) o bien moverse y ponerse a cubierto y abrir fuego hacia el agresor; esto evitará que el atacante continúe su agresión con tranquilidad y aún sin que provoquemos su puesta fuera de combate, es casi seguro que él errará en sus disparos, nadie es capaz de permanecer tranquilo mientras recibe fuego de réplica.

4º.- Ante todo hay que tener la firme voluntad de sobrevivir, si eso es algo en lo que no estamos entrenados mentalmente o es algo en lo que no hemos meditado antes, no será fácil salir airoso.

5º.- La inmensa mayoría de los enfrentamientos armados se producen entre un metro y siete metros de distancia y sobre todo entre un metro y tres metros o incluso menos.

¿Lleva usted cartucho en recámara? Si no lo lleva, ¿Cree que un agresor dispuesto a matarle a esa distancia le permitirá tiempo para montar el arma? Aunque en la galería de tiro sea usted muy rápido incluso montando el arma con una mano, sepa que eso no podrá hacerlo a cinco metros del agresor, él ya habrá atacado y usted no tendrá tiempo de casi nada, es más, seguramente ya estará usted herido. Cuando usted tenga tiempo de algo…habrá perdido toda habilidad motora fina (habilidad digital aprendida) y ya puede ser tarde…

6º.- Hay que oponerse al instinto natural de huir de un enfrentamiento a las distancias referidas antes. En caso de hacerlo, podremos ser fácil blanco por la espalda.

En los EE.UU. se han dado casos de agentes que se entregaron a sus atacantes, quizás esos agentes creyeron que no saldrían vivos del enfrentamiento y no se defendieron con violencia y con decisión, muchos de esos agentes fueron asesinados con sus propias armas.

7º.- Ante el primer signo de riesgo, el agente debería desenfundar su arma o bien empuñarla desde la funda, presta para el desenfunde. Esto en U.S.A. es norma, pero en España es impensable aún. Llevar un cartucho en recámara y estar adiestrado en el tiro desde Doble Acción, ayuda mucho a salir mejor parado, a veces es decisivo.

No olvidemos de todos modos que lo más difícil es detectar el ataque antes de que éste se produzca, quienes pudieron predecirlo sobrevivieron casi siempre. Hay que mantener siempre activados los estados de alerta.

8º.- El primer instinto ante un ataque es el de agacharse y/o moverse, si eso es lo que va a pasarnos en la realidad (vuelvo a lo mismo del primer punto) ¿Por qué la mayoría de programas de entrenamiento no lo contemplan en sus planes de formación?

9º.- Un agente de policía debe saber que en cualquier momento de su servicio puede ser víctima de una agresión mortal, incluso en situaciones de lo menos sospechosas, como pudiera ser la entrega de una citación en un domicilio. Debe saberlo y debe estar concienciado de ello.

También debe mentalizarse de que ante esos hechos tendrá que defenderse de tal modo que puede provocar la muerte de otro ser humano. Esto es algo que no se inculca en nuestro país, quizás todo lo contrario, aquí se suelen crear tabúes que llevan al miedo y falsos mitos, y que a su vez crean la duda permanente en el agente, haciéndolo inseguro.

10º.- La inmensa mayoría de los enfrentamientos NO suelen durar más de tres segundos, salvo casos muy concretos de asedio a delincuentes atrincherados. Aún así, se debe ir provisto de cargadores de repuesto, porque el “malo” nunca avisa de su ataque y menos todavía de la duración del mismo, además nunca sabremos que circunstancias se pueden dar.

11º.- Casi nunca los agentes hacen más de 4 disparos, no alcanzando el blanco los primeros y sí los últimos disparos, quizás esto en España ocurre porque tratamos de intimidar con disparos al aire o a objetos próximos a la amenaza, de ahí que los primeros disparos no alcancen al agresor. En muy pocos casos se precisa de cambio de cargador, aún así es necesario llevar alguno/s de repuesto. Nunca sabremos que tipo de acción hostil vamos a encontrar o si acaso vamos a perder el cargador del arma durante una carrera, salto de muro o valla, trepas, o forcejeos. (Me reitero apropósito en lo de los cargadores de repuesto)

12º.- Cuando el delincuente está bajo los efectos de drogas o alcohol (es muy frecuente), suele fallar sus disparos, aún así, él es quien inicia siempre la confrontación y si es a muy corta distancia, puede causar baja en el agente incluso cuando sus disparos vayan bajos.

El delincuente en nuestro país por lo general no está adiestrado en el manejo de armas (esto cada vez es menos cierto) así pues sus disparos suelen irse hacia abajo aún cuando los dirija al pecho de agente. Esto sería positivo si los disparos se producen a distancias largas pero la mayoría de las veces sabemos que se producen a muy cortas distancias, de modo que a 3 metros si el malhechor dispara al pecho del agente, sus disparos podrán ir a la zona baja del mismo, tocando órganos importantes por debajo del esternón.

Según la distancia a la que dispare el agresor y si sus disparos se desvían hacia abajo, se pueden producir rebotes que podrían acabar impactando en la zona media alta del cuerpo de agente atacado. Esto es fácil de comprobar recreando la situación en el campo de tiro, con suelo firme, duro y con una silueta.

13º.- El calibre usado por el agente no siempre es decisivo, ni tampoco el tipo de proyectil. Lo realmente decisivo es el lugar del cuerpo donde se consiga impactar al atacante, si bien el impacto en un punto concreto de la anatomía humana, puede ser más eficaz con determinados calibres y/o tipos de proyectil.

Ante situaciones límite de enfrentamiento real, solo un agente extremadamente entrenado será capaz de impactar en la zona deseada y aún así, él no maneja todos los factores que intervienen. ¿Qué prefieren impactar a 3 metros en su agresor con un 9mm Corto en la frente o con un .357 Magnum en el pie?

Seguidamente se exponen algunos casos cercanos en el tiempo y en el espacio, casos reales ocurridos en nuestro país.

Así pues, el 12 de agosto de 2002 falleció un Inspector del C.N.P. en Madrid, el agente fallecido estaba acompañado de otros tres agentes del mismo cuerpo y trataban de identificar, para posteriormente detener, a un ciudadano colombiano de 39 años que se hallaba implicado en la muerte de otro sudamericano. Todos los agentes del dispositivo eran de la Brigada Provincial de Homicidios, todos ellos resultaron heridos por los disparos que el colombiano efectuó en un portal donde los agentes le esperaban. Solo uno de los agentes del dispositivo fue capaz de hacer fuego efectivo y herir de un disparo en el abdomen al criminal colombiano.

El día 1 de marzo de 2003 un agente de P.L. de Marbella resultó herido grave al recibir en su cuerpo un impacto de bala. Los hechos se produjeron cuando el agente trató de identificar a dos sujetos que conducían un vehículo sustraído, si bien existían sospechas de que los sujetos hubieran participado en un tiroteo. Los hechos ocurrieron en el Trapiche (barrio marbellí). Uno de los delincuentes resultó herido pero de menos gravedad que el agente, en cualquier caso parece que no fue detenido. Los delincuentes portaban chalecos antibalas, que fueron hallados días después con varios impactos. Se contabilizaron hasta 30 disparos en la escena del suceso. Se da la circunstancia de que el agente herido es el Instructor de Tiro de la P.L. de Marbella y ya ha tenido dos enfrentamientos similares.

El 29 de diciembre de 2004 dos agentes del C.N.P. de la Unidad de Motos se adentraron en un edificio de la barriada de las Tres Mil Viviendas de la ciudad de Sevilla, en dicho edificio se trapicheaba con pequeñas dosis de droga y los agentes, una vez dentro del bloque, llamaron a una puerta que se hallaba abierta y donde sabían que a veces se vendían papelinas de cocaína y heroína. Los agentes iban solos, sin más apoyo, se disponían a realizar un servicio que para cualquier agente cumplidor, sería rutinario. Una vez los moradores de la vivienda advirtieron la presencia policial en la puerta de la casa, sin mediar palabras abrieron fuego con escopetas de caza, los agentes repelieron el fuego con sus armas cortas de dotación. El resultado fue que murió uno de los traficantes, tres más resultaron heridos y ambos agentes heridos también, uno por golpes severos en la cabeza con barra de acero y el otro por disparos en las piernas.

El 6 de abril de 2006 un agente de la G.C. destinado en la Comandancia de Segovia resultó gravemente herido por arma de fuego durante la realización de un control de carretera, los autores de los disparos resultaron ser delincuentes habituales que huyeron del lugar en vehículo. Según parece, los agentes de la G.C. del Dispositivo Estático del Control, no fueron capaces de herir a ninguno de los atacantes, pese a estar todos los agentes en un dispositivo donde se trabaja con una especial sensibilidad y atención, además de dotados supuestamente de armas largas.

El 29 de mayo de 2006 en la ciudad madrileña de Parla, un agente de P.L. que se hallaba franco de servicio, fue víctima de un robo con violencia e intimidación a la salida de un banco en el que acababa de realizar gestiones particulares. El funcionario fue agarrado por el cuello y asaltado por tres personas que con armas punzantes le hirieron a la vez que golpeaban su cabeza en el suelo. Por suerte este agente iba armado con una pistola personal, no de dotación reglamentaria y cuando tuvo ocasión y aún estando herido de gravedad, consiguió abatir de un disparo a uno de sus atracadores. El delincuente falleció prácticamente en el acto por un disparo en la cabeza, el cual tuvo entrada por mentón y salida por occipital, con trayectoria ascendente. Según parece, se da la circunstancia de que este agente es Instructor de Tiro Policial Reactivo.

El 10 de febrero de 2008 un agente de la P.L. de Granada fue herido por arma de fuego durante la identificación del conductor de un vehículo que iba a ser denunciado administrativamente por conducción negligente. El disparo alojó un proyectil del calibre .22 L.R. cerca de la base del pene del agente. Parece que el disparo se produjo desde un edificio próximo al lugar donde el agente realizaba la identificación.

El día 23 de marzo del 2008 un agente del C.N.P. que patrullaba en unión de otro compañero, recibió durante la madrugada un disparo a corta distancia durante la identificación de dos sospechosos en un barrio marginal de la ciudad de Benidorm, el agente herido recibió el disparo en el pecho y le provocó gravísimas heridas al agente. Los autores de los disparos no fueron ni heridos ni detenidos, los agentes no fueron capaces de hacer uso de sus armas.

El 28 de noviembre de 2008 en la ciudad alicantina de Petrer, se produjo un tiroteo entre los dos atracadores de una entidad bancaria y agentes de la P.L. y del C.N.P. Como resultado de la refriega, dos agentes del C.N.P. resultaron heridos por los disparos, uno de ellos recibió tres impactos, de los cuales uno, impactó en la mandíbula. Los atracadores también recibieron varios disparos. Uno de los delincuentes acabó herido por dos impactos en el pecho y el otro falleció tras recibir siete impactos repartidos por distintas partes de su cuerpo, pero incluso cuando ya había recibido los tres primeros disparos, seguía esgrimiendo su arma hacia los agentes.

El 13 de febrero de 2009, un agente de la Policía Municipal de Madrid resultó herido por arma blanca en una mano y por disparo de arma de fuego en un píe. En la misma actuación, un agente del CNP recibió una cuchillada en un hombro. Las heridas de arma blanca de ambos agentes, la produjo un ciudadano de Ghana que se mostró agresivo y violento cuando era identificado; mientras que la herida de arma de fuego en el píe del PM de Madrid, la provocó un disparo del agente del CNP. Finalmente el ciudadano de Ghana fue detenido tras recibir un disparo en una pierna, aunque con el impacto en la extremidad, consiguió huir varios cientos de metros del lugar de los hechos.

Saquen sus propias conclusiones.
En los casos reales anteriormente expuesto de forma tan sucinta, quedan reflejados supuestos varios, en los cuales podemos advertir correctas actuaciones policiales, otras quizás menos correctas, otras de las actuaciones denotan gran pericia y habilidad y otras quizás, adolecen de ella. En cualquier caso, todos los agentes, tuvieron el añadido de la mala suerte. Seguro que todos los que sobrevivieron, se preguntaron ¿Por qué a mi…por que yo…?. Muy sencillo, porque ustedes estaban trabajando y cumpliendo con una obligación que no siempre es reconocida como merece por quien corresponde, una veces por los mandos, otras por los compañeros y otras por los ciudadanos.■

PUBLICADO EN EL NÚMERO DE ABRIL/MAYO 2009 DEL PERIÓDICO ARMAS.ES Y EL 20 DE AGOSTO DE 2009 EN LA REVISTA Nº80 DE WAR HEAT INTERNACIONAL