POLICÍA LOCAL DE TARIFA (Página no oficial)

domingo, 23 de octubre de 2011

JUSTA SENTENCIA: lo que muchos desconocen y otros esconden…

Por: Ernesto Pérez Vera

Doy a conocer hoy una sentencia del Tribunal Supremo, que debería ser conocida y recordada por muchos: miembros varios de la judicatura, jefes policiales y políticos. La sentencia STS 6011/1994 emitida por la Sala de lo Penal del Alto Tribunal, Magistrado Ponente Excmo. Sr. D. Justo Carrero Ramos, es para chuparse los dedos, como decimos en mi pueblo… La sentencia me llega por obra de José Moreno, amigo y compañero del C.N.P. Persona experimentada y comprometida. Gracias. ¡Ah!, y lo sé: esto es más de lo mismo, pero así debe ser hasta que las cosas las tengan claras todos los actores en el asunto.

Los hechos objetos del recurso de casación se remontan a la madrugada del 4 de enero de 1988 —ha llovido, pero los policías somos hoy de la misma especie animal que en aquel momento, y el concepto de legitima defensa no ha variado pese a los numerosas modificaciones sufridas por el Código Penal en ese lapso—. La sentencia es de 24 de septiembre de 1994.

Según consta, un juzgado de instrucción de Alicante instruyó el sumario, y posteriormente lo remitió a la Audiencia Provincial, quien en marzo de 1993 dictó la sentencia que D. Justo “corrigió” un año más tarde. ¡Qué pasó…!, pues pasó esto, según la primera sentencia judicial:

Un agente del Cuerpo Nacional de Policía, fuera de servicio, caminaba de madrugada por una vía pública de la ciudad antes referida. En un momento dado advirtió una serie de gritos y sonidos propios de quien está siendo violentado. Con ánimo de ayudar, como obliga su condición de funcionario de policía, localizó un vehículo estacionado en cuyo interior comprobó que se encontraban dos personas: varón el conductor y mujer la acompañante, siendo ésta quien emitía los sospechosos sollozos.

Así las cosas, el policía se acercó a la ventanilla de la acompañante y le preguntó a la mujer por su situación, manifestando esta que se encontraba bien, y que se marchara del lugar. Como quiera que el funcionario no tenía claro lo que estaba allí pasando…insistió varias veces. Tras esto, el conductor del vehículo, y novio de la mujer, descendió del coche blandiendo en una de sus manos una barra metálica (típica bloqueadora del volante, para evitar el robo del vehículo). Con claro ánimo de agresión, y mostrando un elevado estado de alteración —consta así en la sentencia de la Audiencia Provincial—, el sujeto se acercaba al policía, momento en el que éste, a viva voz, identifica su condición de POLICÍA. No consiguiendo con la identificación policial que el agresor depusiese su violenta actitud, el agente desenfunda una pistola ASTRA del calibre .22LR, de su propiedad, y efectúa un disparo al aire: el sujeto no se amedrenta, y prosigue hacia el agente blandiendo el instrumento que porta en la mano.

Alcanzados ya los dos metros de distancia entre ambas personas, y creyendo el funcionario que finalmente iba a ser agredido con la barra —riesgo potencialmente inminente—, efectúa un segundo disparo, pero ahora contra el torso de su atacante. El impacto alcanza el costado derecho y penetra en el hígado, deteniéndose cerca de las vértebras lumbares. El proyectil no abandonó el cuerpo. El disparo consiguió su fin: acabar con la amenaza real que suponía el violento armado con la barra. El tipo cayó al suelo, y fue asistido por el propio policía, quien además pidió apoyo, desde una cabina de teléfonos, a la Sala de 091. Tras meses de recuperación, quien recibió el disparo sobrevivió, y, según la sentencia, contrajo matrimonio con la chica que era su novia el día de autos…

Pues bien, con todo lo dicho antes, la Audiencia Provincial condenó al policía a una pena de prisión, inhabilitación y a otra pena menor. Homicidio en Grado de Frustración fue el tipo penal de cuya mano llegó la condena (no existe hoy la frustración tal como en aquel entonces). No conforme con el resultado del fallo, el policía condenado recurrió ante el TS.

Don Justo, el Magistrado de Tribunal Supremo, lo fue: fue justo cual Justiniano (padre del derecho Romano). El fallo final del Alto Tribunal consideró que había existido legítima defensa por parte del policía franco de servicio, y así se argumentó en la sentencia. El policía fue ABSUELTO.

Textualmente, dice la sentencia:
Consta en éstos que el agresor, presa de excitación, se dirigió rápidamente al hoy procesado (el policía) blandiendo amenazadoramente la barra de hierro de sujeción antirrobo del volante, en actitud de "franca agresión que podía poner en peligro su vida o su integridad física".

Asimismo, ni la repetida advertencia por el agredido de que era policía, ni la exhibición de su arma, ni un disparo al aire fueron suficientes para disuadir al agresor, que, por el contrario, siguió aproximándose en su mismo afán agresivo para subir a la acera en que se encontraba aquél, hallándose ya a menos de 2 metros.

Tal era la situación que el policía, retrocediendo, hizo su segundo disparo, y ya dirigido al cuerpo de su antagonista, produciendo la herida que ha motivado la condena por homicidio frustrado.

Así los hechos, para evaluar esa necesidad legal de racionalidad del medio defensivo empleado, hay que atender a los siguientes factores:

1º) Proporcionalidad de medios agresivos y defensivo. No existe, por principio, desproporción por el uso del arma de fuego frente a una barra rígida de hierro blandida decididamente por un hombre de 33 años, excitado y con afán agresivo.

2º) Agotamiento prudencial de acciones disuasivas posibles, como se desprende inequívocamente del relato (el agente dio el ALTO POLICÍA, mostró su arma e incluso disparó al aire).

3º) Necesidad residual consecuente de uso directo del arma para frenar al agresor, ante ineficacia patente de aquellos recursos (queda claro que los demás intentos no funcionaron).



4º) No exigibilidad del recurso a la fuga y menos aún al tratarse el agredido de un policía que ya había exteriorizado su condición de tal (a un policía NO se le puede exigir que huya para evitar disparar. Hizo lo que tenía que hacer por imperativo legal: actuar y no mirar a otro lado).

5º) Capacidad de reflexión o raciocinio para ponderar el uso más mesurado aconsejable del medio o arma con que cuenta el sujeto que se defiende. Este es el punto más delicado de calificar, porque el juzgador no puede plantearse la situación en términos de absoluta y fría objetividad, sino que tiene que procurar empatizar con el decidente en su propia situación objetiva: una emergencia, pero valorada subjetivamente desde su perspectiva y contando con escasos segundos para su opción.

Es sobre este factor sobre el que el juzgador de instancia (el juez que condenó en la Audiencia Provincial) se ha pronunciado en su sentencia, modélica por otra parte, por su extensa y excelente motivación, para afirmar que el acusado se excedió porque debió dirigir su puntería a un miembro (pierna o brazo) en vez de al tronco, porque al tirar al cuerpo tenía que admitir peligro letal para el agresor y hubiera bastado para detener su amenaza disparar a una pierna o brazo por ejemplo.

Nota de este autor: Qué iluso fue Su Señoría, pero la culpa no era de él. Alguien, quizás jefes de policía, le dijeron mil veces que ellos, los polis, son máquinas muy entrenadas y que nunca y impacto en una pierna acaba con una vida. ¡Ignorantes! En cualquier caso, ¿acaso un disparo dirigido a una pierna o brazo garantiza que allí se impacte…? NO, y mil veces no. Si eso fuese así de fácil, todos seríamos campeones olímpicos en tiro: solo hay que apuntar al “10” siempre…

Tal razonamiento no toma en cuenta la realidad de urgencia por peligro inminente para la propia integridad, ni las circunstancias de visibilidad (a las 03,30 horas de la madrugada de enero), de movimiento del blanco, de nerviosismo, de inseguridad de acertar sobre objetivos de limitadas dimensiones. La alternativa en caso de fallo, o insuficiencia del impacto, es la inevitabilidad del golpe del adversario.

Y todo eso no es racionalmente exigible al amenazado, como no es tampoco afirmable tan rotundamente que un policía tenga que estar en esas circunstancias tan seguro de su puntería, ni tan rápido en elegir su opción y pasar a la acción decidida con resultado a la vez eficaz y moderado. Tal vez sea mucho pedir al sometido a esa prueba por los ajenos a la situación concreta. No se reflexiona lo mismo en frío que en tensión y con el natural temor a sufrir la contundencia agresora en caso de error. Ni pueden valorarse los hechos dejándose llevar de consideraciones basadas en los resultados físicos o económicos ocasionados al sujeto agresor inicial.

En conclusión, dados los hechos recogidos en el relato probado, aparece justificada la necesidad de disparar para detener eficazmente la amenaza inminente y grave del agresor. Por ello, se aprecia la concurrencia de todos los requisitos para estimar la eximente completa de legítima defensa y, consecuentemente, del motivo.

Amigos, este juez no solo usó el derecho sino que usó también la lógica y el sentido común. Esta sentencia debería estar enmarcada y colgada en las galerías de tiro de los cuerpos policiales: YA ESTÁ BIEN DE METER MIEDO. Eso sí, lo que D. Justo ve tan claro —y de hecho lo es— puede demostrarse científicamente por médicos, y técnicamente por avezados instructores de tiro.

¡Invitemos a los jueces y fiscales a ver la verdad en nuestros campos de tiro¡ He dicho la verdad, no la que a los jefes y políticos quieren vender…

jueves, 6 de octubre de 2011

A lo hollywoodense pero en Alacant: Tres marselleses, dos escopetas y un Kalashnikov…

Por: Eduardo Casas y Ernesto Pérez

Alicante, Avenida Alfonso X el Sabio, 20:30 horas de la noche del sábado primero de octubre de 2011. Es una calle comercial que suele estar llena de gente que va de tiendas o que simplemente pasea de un lugar a otro.

En el número 19, haciendo esquina con la calle de César Elguezábal existe una joyería llamada “Siglo XXI”, de reciente apertura. No hace mucho, como todavía podemos ver en Google Maps, ese lugar lo ocupaba un centro médico-estético llamado “Corpo-San”. El día de los hechos se podía ver un enorme cartel que anunciaba una promoción especial por su apertura.

Cuatro individuos franceses, que formaban una peligrosa banda originaria de Marsella, estaban a la caza de un objetivo “fácil” en España. Se sabían ya buscados por la policía de su país, donde habían dado al menos trece “golpes” que les habían reportado por lo menos un millón y medio de euros. Eran un grupo de profesionales acostumbrados a la violencia, a usar las armas y a protegerse de los disparos de la policía, para lo que usaban chalecos antibala.

Ese sábado por la noche, poco antes de la hora del cierre, pretendían ejecutar rápidamente su acción. Lo habían planeado con anterioridad en un chalet que tenían alquilado a tal efecto en la Cañada del Fenollar (un pueblo a 90 kilómetros de la capital, muy cerquita de la provincia de Murcia), que también les servía como piso franco. Los tres miembros más jóvenes realizarían el robo mientras el “cerebro” y padre de uno de ellos les esperaba en el chalet para la huída a Francia.

Así, decididos a todo y armados con un Kalashnikov, una granada y dos escopetas de cañones y culata recortadas (todas ellas armas ilegales en nuestro Ordenamiento Jurídico), con chalecos antibalas, vestidos de negro y con máscaras, llegaron a bordo de un Renault Megane de color azul que habían robado unos días atrás en Elche y al que le habían puesto placas de matrícula falsas.

Naturalmente, que tres individuos de esa guisa entren en una tienda, necesariamente llama la atención de la gente, y recordemos que la avenida estaba llenita de alicantinos a esas horas de la tarde-noche. Así que algunos de ellos llamaron rápidamente al 091 —el número de emergencias del Cuerpo Nacional de Policía— que dio aviso a sus radiopatrullas.

Quiso la casualidad que uno de los vehículos “zeta” pertenecientes al Turno V de radiopatrullas de la ciudad (dependientes de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana) estaba en ese preciso instante al principio de la avenida. Lo formaban un policía en prácticas y un funcionario de carrera. Recibieron la llamada y se acercaron al lugar, aún no muy seguros de que la llamada fuera “buena” (más del noventa por ciento de las alarmas son falsas)
Como buenos profesionales, sabían que las luces azules y los dispositivos acústicos, o simplemente dejarse ver, podrían provocar la peor de las situaciones: la toma como rehenes de las personas que en ese momento se encontrasen en el interior de la tienda. Por tanto, se apostaron a lo que estimaron una distancia prudencial, pero desde la que controlaban perfectamente la entrada y salida de la tienda, a la espera de que algún indicativo de paisano pudiera acercarse llamando menos la atención a verificar la realidad de la emergencia.

En el interior, los delincuentes se estaban poniendo nerviosos. Se les agotaba el tiempo que estimaban suficiente para la reacción de la Policía y la caja fuerte no se abría. Tenía un dispositivo de seguridad que retardaba 15 minutos su apertura. A la desesperada, cogieron todas las joyas expuestas, la recaudación del día, y salieron a la carrera.

A menos de cuatro metros de distancia de su vehículo, sin que ninguno de los bandos lo supiera, se encontraba aparcado el “Zeta” con los dos funcionarios dentro. Al verlos, los delincuentes, con un desprecio infinito por la vida de los demás (recordemos que la vía pública estaba llena) desataron un infierno de fuego, entre ráfagas y postas, que alcanzaron repetidas veces al Citröen, que estaba recién estrenado. Como poco quince disparos de tres armas largas contra dos funcionarios que sólo tenían para defenderse sus pistolas reglamentarias de 9mm Pb.

Los dos funcionarios fueron capaces de responder a un fuego superior. Seguramente ese acto les salvó de ser acogotados como conejos. Uno de los delincuentes, Alexandre Distanti, de unos 30 años, resultó alcanzado y se desplomó en los primeros instantes. El proyectil le acertó en la cabeza, con agujero de entrada y salida (de nuevo la sobrepenetración…). Los otros dos continuaron el fuego hasta que agotaron el cargador del fusil de asalto. En el proceso, hirieron a tres transeúntes que nada tenían que ver con los hechos: un hombre de 23 años que conducía un vehículo en ese momento por la avenida, un anciano de más de sesenta que recibió varias esquirlas en la espalda y, la más grave, la dueña de una zapatería cercana que recibió un balazo en el costado. Al parecer, según algunas fuentes, también uno de los dos policías recibió un impacto en su chaleco antibalas, que no le causó lesiones.

Dada la escasa gravedad de los heridos (incluso la más grave fue dada de alta en dos días), tuvieron que ser alcanzados por postas que ya habían perdido parte de su fuerza tras rebotar en diferentes elementos urbanos. Si alguna persona, o el chaleco balístico, hubiera recibido impactos directos de 7,62, estaríamos hablando de una tragedia con toda seguridad. Se recogieron en el lugar gran cantidad de vainas de ese calibre que auguraban un final muy distinto al que hubo. Supongo que los Ángeles Custodios, patronos de los policías que estaban bajo el fuego y cuya celebración era al día siguiente, estaban haciendo horas extras aquella noche.

Tras acabar el primer cargador, los delincuentes tuvieron problemas para introducir el segundo (recordemos lo complicada que es la psicomotricidad fina en situaciones de combate) por lo que en ese momento, decidieron emprender la huida a pie (entre otras cosas, los agentes habían conseguido alcanzar una de las ruedas del Megane, impidiendo que pudiera ser usado para escapar).

Justo a esa hora había terminado el partido que jugaba el Hércules en el estadio José Rico Pérez, por lo que numerosos indicativos de la Unidad de Prevención y Reacción que habían terminado su servicio en el campo de fútbol comenzaron a acudir a la zona ante las llamadas de ayuda de los compañeros y la multitud de llamadas realizadas a la Policía por parte de los ciudadanos.

Hasta ahí, el enfrentamiento armado, pero la acción continuó: muy cerca de allí, dos policías fueron capaces de alcanzar a la carrera a otro de los asesinos en potencia, que fue detenido allí mismo.

El tercero secuestró a una pareja en un coche y consiguió volver al chalet de la Cañada del Fenollar, donde se reunió con el cabecilla. Allí se deshicieron del fusil de asalto, que aún no ha sido encontrado, e intentaron escapar de vuelta a Francia. No llegaron muy lejos. Al amanecer, efectivos de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Alicante, que habían realizado un excelente trabajo de investigación en tan poco espacio de tiempo, y los GOES de Valencia los detuvieron a la altura de La Pobla Tornesa, en la provincia de Castellón.

Por último, dos vídeos de los hechos:

http://www.youtube.com/watch?v=d4XmcQG8SL4

http://www.youtube.com/watch?v=JOVUM_yi7MQ

Especialmente significativo el primero en el que podemos oír varias detonaciones, tras haber resultado abatido el primer delincuente. Sorprendente lo espaciados que suenan, teniendo en cuenta lo que hemos oído en otros enfrentamientos.

CONCLUSIONES:

La primera es que esta vez, por fin, ganaron totalmente los buenos. Los últimos acontecimientos policiales en nuestro país, con enfrentamientos de por medio, han sido negativos para la comunidad policial. En este caso no: los malos han sido neutralizados, y los buenos volvieron a casa ilesos.

La fortuna estuvo del lado de los compañeros: tres armas largas y potentes (en realidad las escopetas ya no eran técnicamente armas largas) contra dos pistolas de menor lesividad general. Dos agentes en el interior de un coche tiroteado, y ninguno de ellos herido. Y un policía alumno, junto a otro más veterano, repele la potente lluvia de fuego, y encima acierta a uno de los atacantes. ¡Fantástico! ¡Genial!

El atracador abatido lo fue por impacto directo en la cabeza, menos mal, pues el torso del sujeto estaba blindado, y los proyectiles del calibre 9 m/m Parabellum disparados por los funcionarios no perforan esas protecciones: eran semiblindados. De todos modos, sépase que el proyectil que penetró en el cráneo, y detuvo la acción de quien lo recibió, no hubiese sido eficaz de haber alcanzado una extremidad. En el mejor de los casos hubiera impedido la huída y libertad de movimientos del atracador, y casi que tampoco mucho. Por cierto, la herida que acabó con la vida del atracador se produjo en la cabeza, y el proyectil no fue encontrado dentro: ¿donde está…donde fue a parar? ¿Pudo herir, tras abandonar el cráneo, a otra persona…? Sí, pudo.

Todos sabemos, o al menos sí quienes estamos en estos “guisos”, que los proyectiles blindados, FMJ o encamisados son proclives a abandonar los objetos o cuerpos impactados y penetrados (cuerpos humanos y objetos muebles del entorno urbano cotidiano). Pero otros tantos sabemos que los semiblindados que se nos entregan, para contrarrestar los efectos negativos de los blindados, se comportan casi de un modo idéntico a los otros. En este caso, como en otros muchos más, así ocurrió: exceso de sobrepenetración. Esto siempre supone riesgo de impacto directo o rebote a terceros, y ocurre.

En la mayoría de enfrentamientos no suele dar tiempo a casi nada, pero este es un típico caso de excepción: llamada de alerta que se atiende con tiempo de respuesta. Hubiera venido muy bien llevar un arma larga en el patrullero. No hace tantos años se llevaban, ¿ahora qué…dan calambre? Se llevaban en tiempos del “Vaquilla” y “Torete”, en los 80, precisamente cuando el Kalashnikov, especie peligrosa que pulula por nuestras urbes, no frecuentaba la Península Ibérica…

Por suerte para todos menos para los bandidos, la fisiología que algunos instructores conocemos y enseñamos, se presentó en Alicante aquella tarde: los malos no pudieron efectuar el cambio de cargador en el AK-47. Perdieron, como a todos los seres humanos les ocurre en estas situaciones de vida o muerte, las habilidades motoras finas o digitales. Como siempre digo, las dos partes pasan miedo: los buenos y los malos. Nadie quiere ser impactado, lleven uniforme o pasamontañas. Debajo de ambas prendas hay un Homo sapiens, y las reacciones psicofísicas son inmutables en la especie.

El chaleco de protección balística que nunca o casi nunca se entrega en las unidades, siempre viene bien. Ya sea colocado siempre en el cuerpo, o al menos en el vehículo (a ser posible en el habitáculo del conductor y acompañante), es siempre un buen aliado. Muchos compañeros ya lo saben, y ante el nulo compromiso de la Administración adquieren uno con su dinero. En muchos casos no sirve de mucho: disparos que alcanzan la cabeza por ejemplo, pero en otros casos sí. En el caso alicantino analizado no hubieran servido de nada si el Kalashnikov hubiera alcanzado el tórax de los policías: el calibre 7,62x39 m/m se lo “come” como mantequilla. Eso sí, las postas de las escopetas sí se hubieran detenido en el chaleco.

Como siempre, los jefes y políticos justificando hasta lo que no lo merece. La subdelegada del Gobierno y el comisario provincial declararon a la prensa: “fueron los reos los primeros en abrir fuego”. ¡Ya estamos otra vez! ¿Quieren decir estas personas que los agentes actuaron correctamente porque les dispararon? Yo me pregunto: ¿y si no hubieran llegado a disparar aunque sí estuvieran apuntando a los agentes…? ¿Hubieran sido justificados los disparos de los funcionarios…? YO DIGO QUE SÍ. Pero mientras los gerifaltes pongan parches a todo, por robar unos minutos de prensa, estarán tirando tierra sobre los suyos.

Señores, la legítima defensa no pasa por recibir daño quien es atacado y debe defenderse, porque de ese modo si nos disparan y no nos impactan…no tendríamos autoridad para disparar: ¿habrá que dar tiempo al malo hasta que nos acierte…? Puede que el pobre muchacho atracador sea mal tirador… No. No hay que esperar a ser alcanzado y tampoco disparado: con que exista razonamiento lógico y potencial de ser inminentemente atacado de entidad mayor, ya se estará legítimamente protegido para ejercer la defensa.


Para acabar, lean e interioricen esta definición de Rivacoba y Rivacoba(1) sobre la legítima defensa, y mediten sobre ella: “el defensor debe elegir de entre varias clases de defensas posibles, aquella que cause el mínimo daño al agresor —naturalmente, elegirá entre los medios de que dispone en ese preciso instante—, pero NO por ello tiene que aceptar la posibilidad de daños a su propiedad o lesiones en su propio cuerpo —no necesariamente debe haber sido herido para defenderse—, sino que ESTÁ LEGITIMADO para emplear, como medios defensivos, los medios objetivamente eficaces que permitan esperar, con seguridad, la eliminación del peligro —medios que garantiza la eficacia—"

(1) Profesor Dr. Don Manuel de Rivacoba y Rivacoba, Catedrático de Derecho Penal, Filósofo del Derecho, Humanista, Académico y Escritor. Madrileño nacido el 9 de septiembre de 1925, falleció en diciembre de 2000. Cursó estudios de Derecho y Filosofía en la Universidad Central de Madrid, donde se licenció en ambas carreras con sobresaliente calificación. Destaca su Premio Extraordinario de Licenciatura en Filosofía y Letras, Sección de Filosofía. Más tarde realizó el Doctorado en la misma Universidad, obteniendo el grado de Doctor en Derecho, con la calificación de Sobresaliente.

FUENTES:

http://www.levante-emv.com/sucesos/2011/10/04/banda-joyeria-robo-15-millones-marsella/845204.html

http://www.lasprovincias.es/v/20111003/sucesos/desarticulan-banda-marsellesa-asalto-20111003.html

http://www.larazon.es/noticia/8841-los-atracadores-de-alicante-usaron-escopetas-una-granada-de-mano-y-un-subfusil

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/10/04/alicante/1317735089.html

http://www.foropolicia.es/foros/nuevo-tiroteo-alicante-atracador-muerto-t83668-60.html

domingo, 11 de septiembre de 2011

Policías en La Roca (1830-2011) Próximamente a la venta

Próximamente a la venta
Una mirada desde la “Verja”: Policías en La Roca (1830-2011)

Una obra de Ernesto Pérez Vera

Un libro que descubre la historia de las fuerzas policiales en el Peñón de Gibraltar, donde en 1830 se creó el primer cuerpo policial del lugar, y segundo cuerpo policial moderno de la historia. Repasando los 14 capítulos que componen la obra se podrá conocer al ayer y hoy de los dos cuerpos que allí conviven, pero también se puede vislumbrar el mañana de ambas organizaciones.

De la contraportada del libro:
La historia de ellos está directamente ligada a la nuestra, asómese a ella: mire desde la “Verja”…

Aunque el principal objetivo de este trabajo es dar a conocer el ayer y hoy —también casi el mañana— de las fuerzas de seguridad del Peñón de Gibraltar, cada capítulo de este libro es también algo así como un somero vistazo a la historia de esa formación rocosa, y de la propia urbe y sociedad gibraltareña. La mirada alcanza, en parte, a la historia de la comarca del Campo de Gibraltar, e incluso de España.

Bandoleros y Gibraltar… nazis españoles ahorcados en el Peñón…
Terroristas irlandeses preparando, en España, ataques contra Gibraltar…
“Las Malvinas” se trasladan a la playa de Getares en Algeciras…
Bobbies y guardias civiles tomando el té.
¿Le suena todo eso…?... pues abra este libro.

Alguien, con mucha razón, dijo: “La historia del hombre es la historia de sus batallas”. Y yo, tomando esa cita como modelo, añado: “El pulso social y humano de una ciudad puede medirse, con cierta precisión, mirando el funcionamiento de sus fuerzas de seguridad.” ¡Sin seguridad no hay garantía de libertad!

Conozcamos como nacieron, y por qué, y sabremos como piensan, sienten y por qué funcionan así…

Las muchas intervivencias aquí plasmadas, pueden hacer que el lector modifique su preconcebida idea respecto a Gibraltar y sus policías. Ese es, en parte, el fin de todas estas páginas. Para ello, numerosos profesionales de ambos lados de la “Verja” han sido entrevistados, aportando todos ellos valiosas experiencias personales y profesionales. ¡Por que no es lo mismo opinar desde aquí que desde otro sitio!

En diversos momentos de la historia reciente y por variadas causas, los personajes entrevistados han colaborado, auxiliado o confraternizado con sus compañeros del otro lado. En cualquier caso, la lucha contra el crimen fue la causa principal del nacimiento de esos lazos de amistad y compañerismo que puede usted conocer ahora.

Excesivos prejuicios, a ambos lados, impiden el acercamiento…

Pronto se informará sobre los lugares de adquisición del libro.

domingo, 21 de agosto de 2011

LA LEY DEL MÍNIMO ESFUERZO: cantos de “sirena”…

"Un sufridor"

Año tras año, promoción tras promoción y plantilla tras plantilla, el juego es siempre el mismo: destruir al que demuestra que los demás no saben o no quieren. La historia se repite, y no siempre en la misma plantilla o unidad. Llega “un nuevo” con ganas de trabajar, y demostrando que sabe estar en el “ruedo”… y hay que destruir su imagen, para encubrir las miserias propias de esos detractores. Hablo del sector profesional que ocupa mi vida, el policial, pero la cosa se siente y huele en todos los órdenes de la vida, y demás oficios y profesiones.

Por desgracia, los primeros son minoría, y por contra son mayoría los cómodos y cobardes devaluadores: ¡pez grande se come al chico! La vida misma.

Volvió a ocurrir hace unos días con un amigo y compañero de la plantilla: detectó, gracias a su olfato e interés policial, un suculento y atractivo ilícito en el que “incar sus garras” de policía, pero le truncaron el servicio. No es la primera vez. Cuando este hombre ve lo que los demás ni tan siquiera conocen, y lo participa a los mandos y compañeros…estos sacan sus uñas y dicen: “Éste no para de meternos en marrones. Se cree que va a salvar al mundo y no deja de darnos trabajo a los demás.” Todos a una, cuando eso ocurre, empiezan a sacar “punta a todo”. Que si esto no está claro…Que si tal vez el chaval del pasamontañas y el Kalasnikov solo pretende dar una broma al cajero del banco…Que si queda media hora para acabar el turno. Cantos de sirena. ¡La cuestión es tirar balones fuera!

No hay mejor forma, se esté donde se esté dentro del sector y de la geografía, que minar la imagen pública y profesional de ese que quiere hacer lo que debe, y que coincide, casualmente, con hacer lo que los demás no quieren. Es así de claro, de duro y de tristemente cierto. Cuanto antes se ensucien las actuaciones de fulano, antes perderá apoyos y antes se lo “crujirán” y lo quitarán de en medio. Si se consigue el propósito… ¡a vivir otra vez de la renta y sin incordiantes compañeros que quieren hacer lo que deben! Con estas actitudes unos ganarán estatus, otros lo mantendrán y otros, los que de verdad se implican, lo perderán.

Como ya dijo otro, en un artículo de similar línea: están los que van al trabajo y los que van a trabajar. Ah, y entiéndase por trabajar el producir, no el estar sentado viendo pasar el tiempo. La diferencia es grande. Esos que van a trabajar son los que creen en lo que hacen, y los que hacen aquello en lo que creen. Estos producen, estos son los que detienen cuando tienen que hacerlo, porque saben cuando deben y pueden hacerlo. Son los que investigan e indagan para detectar la presencia de indeseables vendedores de drogas, o portadores de armas. Son aquellos a los que la mayoría, aunque no se admita en público, tratará siempre de poner trabas y en entredicho. Estos, que debería recibir elogios, felicitaciones y apoyos jerárquicos, serán los “bolos” en el juego del derribo. Son chinas en el zapato de muchos…

Entre los que van a derribar al compañero comprometido y competente están, casi siempre, mandos intermedios y hasta superiores. En ocasiones hasta algún político mete su zarpa en la movida: los políticos tienen, casi siempre, algún favor que pagar a los lanzadores de las derribadoras bolas…

Estos de los que venimos hablando, los competentes, son esos de los que se suele decir: acabará mal, se mete donde no le llaman. Si perseguir a infractores administrativos y penales es meterse donde no se debe, ¡pues sí, lo hacen! Los que tanto se llenan la boca de frases de barrido suelen olvidar —quizás desconozcan— que el no perseguir delitos, o promover su persecución, es un grave delito que solo nosotros, los policías, podemos cometer, amén de otro tipo de profesionales.
¿Pero que subyace detrás de todo esto? ¿Por qué tanto esfuerzo en menoscabar la imagen pública y profesional del que está comprometido? Son muchas las posibles respuestas, pero huele a que existen demasiados policías VACAcionales, y no tantos POLICÍAS VOCAcionales. La falta de formación, al margen de lo anterior —está muy relacionado— es parte del problema. Claro ejemplo: muchos policías no conocen el nombre correcto del tipo penal más habitual en el que suelen intervenir, pero sabrán siempre donde tomar café gratis, dentro de la demarcación, y donde está la más suculenta de las camarer@s…

Por más que algunos luchemos contra el vilipendiador sistema, todo seguirá así: esto es algo inherente al propio ser humano. Cuando el factor humano entra en juego, en cualquier campo, el factor profesional queda aparcado. Eso sí, mientras algunos crean en lo que hacen y representan, y mientras estos quieran aquello que hacen, y no hagan lo que quieran…algo de color relucirá por encima del mediocre gris que rodea el asunto.■

jueves, 4 de agosto de 2011

PESADILLAS DURANTE EL SERVICIO: ¡¡¡Pero con qué gente estoy jugando este partido…!!!

Por: Sufridor en casa


La misma historia se repite y se repite “más que el pepino”. ¡Cuándo cambiará la cosa!

Todos los días lo mismo: policías que no hacen lo que deben. Parece que no se dan cuenta, o es que no les importa: dejan de hacer lo que se debe hacer, sobre todo cuando de perseguir delitos se trata. Eso no es más que otra modalidad delictiva.

Se ha puesto de moda decir que NO se acude a llamadas de auxilio por malos tratos en el ámbito doméstico o familiar. Así de claro lo dicen: “eso no es competencia nuestra…que vayan los de otro cuerpo policial…” Eso que se entrecomilla se repite, día tras día, a través de los radiotransmisores personales y emisoras de muchos coches patrulla. Lo dicen y se quedan tan panchos. Pero lo peor no es que lo diga sino que lo hacen: NO ACUDEN A ESAS LLAMADAS DE AXILIO. Tampoco eso es lo peor, y tampoco es ese el único caso de dejación manifiesta de funciones y obligaciones. Muchos de los que así se expresan son jefes, y no solo se niegan a acudir a esas comisiones de la Sala Operativa de Servicio: también ordenan, incluso con vehemencia, que no acuda ningún coche patrulla. Instan u ordenan a la Sala Operativa, que traslade el servicio y comunicado a otro cuerpo policial de la demarcación. ¡Balones fuera!, como dicen en mi futbolero pueblo…

Aún no ha pasado nada grave, pero pasará. La última batallita librada en ese campo de estiércol no fue ante un requerimiento ciudadano por malos tratos en el entorno “doméstico”, sino que la boca de un impreparado con ansias de poder, y de aliento infecto, dijo lo siguiente ante una llamada de auxilio ciudadano por agresión en la vía pública: “ahí no vamos nosotros, devuelva la llamada a ese ciudadano al que le están pegando en la calle XXXX, y dígale que dirija su llamada a los funcionarios del XXXXXX (otro cuerpo policial con competencia en la demarcación)…al fin y al cabo si vamos nosotros terminaremos compareciendo ante ellos; por tanto que vayan ellos directamente y ya no tendremos que ir nosotros a contarles lo ocurrido….” Sí señor, ¡con dos huevos, y además duros! Lo dijo por su equipo portátil de radio, y se lo transmitió a la Sala Operativa de Transmisiones.

Los esputadores de palabras vacías, algunos con ansias descontroladas de poder, siempre dicen lo mismo. Tienen suerte: aún nadie les ha grabado la conversación radiofónica… Estos sujetos en cuestión deberían algún día ser imputados. Ocurrirá. Por ahora nadie ha fallecido, y tampoco se han sufrido lesiones graves cuando las dejadeces se han manifestado, pero seguro que pasará algún día.

Tan triste, vergonzoso y apestoso como lo anterior, es el hecho de que algunos de los que así se expresan, y tales cosas ordenan, aspiran a ser algo más que jefecillos —algunos ya lo son—, pretenden alcanzar el “generalato” del Cuerpo. Díos proteja a los potenciales subordinados y a los ciudadanos del pueblo. En una ciudad o plantilla decente jamás pasaría eso, y nunca un troll de estos coronaría la cúspide de la comisaría.

Uno de estos interfectos decía hace poco tiempo: “Yo no trabajo para estos del Gobierno y no pienso moverme, paso de TODO. No son los míos. Y si ganan las elecciones los míos…tampoco trabajaré: siendo de mi bando no tendré nada que demostrar, y además sacaré tajada…” Cómo decía Julio Iglesias en aquella rancia canción: LA VIDA SIGUE IGUAL. La cosa es hacer nada, como siempre.

Éste sujeto, y sus acólitos —que los tiene—, se permite, entre eructos con sonido de palabras pestosas, fastidiar y criticar a los que nunca se inmiscuyen en sucios juegos político-sindicales. Esos a los que el troll y sus seguidores zancadillean, son los que mantienen la bandera de la seriedad a cierta altura, dentro de la organización profesional a la que pertenecen. Por ello, y porque el ser humano es así de libre y malicioso cuando de envidias e instintos primarios se trata, mi plantilla no se curará jamás: tiene metástasis.

viernes, 15 de julio de 2011

Oremos, hermanos: EL “Credo” de la defensa

Por: Pedro P. Domínguez Prieto

Un problema común a la hora de entrenar con armas de fuego, es el de reproducir escenarios que nos sean útiles una vez salimos del campo de tiro. Es posible mejorar nuestra rapidez, precisión, seguridad o cómo nos movemos o comunicamos, pero será muy arriesgado y de nulo valor pedagógico, el condicionar movimientos en entornos que será prácticamente imposible de encontrar en la calle.

Por ejemplo, las condiciones que nos impongan las instalaciones en las que entrenemos pueden suponer disparar solo en una dirección, o (típicamente) conocer a grosso modo la situación y dinámica de los blancos (bastará con la explicación o demostración del profesor, o con presenciar la práctica de un compañero que esté delante nuestro en la cola)

Asimismo, estas limitaciones pueden hacer que la situación y distancia de los blancos, de los elementos que nos deban proteger, sus líneas de movimiento/ ataque, o el “timing” sean radicalmente diferentes en el bar, el callejón o el domicilio reales. Por tanto, es inviable practicar bajo el sistema de acción-reacción, como de hecho se hace en muchos centros de formación.



Es más, muchos alumnos pueden no adaptarse bien a ciertas técnicas o procedimientos, posiciones (recordemos la historia de la posición Weaver), o tácticas que a nosotros nos funcionan, y que muchas veces tratamos de imponerles como un dogma. Muchos de ellos, de hecho, podrían desarrollar magníficas habilidades combativas si les enseñamos conceptos abiertos, en lugar de técnicas rígidas. En realidad, y en la “arena”, el tirador precisará de un mínimo grado de iniciativa para interpretar la situación, identificar sus opciones y aplicar lo que ha aprendido en los cursos, esa será la clave de su supervivencia ante una amenaza mortal:







Hoy os propongo estudiar una serie de reglas generales que aplicar en caso de un tiroteo. No se trata de técnicas concretas, sino más bien de “consejos” sobre los que reflexionar, y en base a los cuales adaptar nuestro entrenamiento y mentalidad/concienciación. Estas reglas son bastante antiguas, de hecho, y aunque su autoría es desconocida, hace mucho tiempo que circulan por internet (ya quisiera haberlas redactado yo, jajaja). Las descubrí hará unos 10 años, y recientemente me ha sorprendido el comprobar que siguen en boga, presentes en multitud de páginas web dedicadas al mundo de las armas y el tiro policial/táctico, y lo más importante, prácticamente sin variaciones en su redacción.


Estas reglas vendrían a ser como los “Mandamientos del tiro defensivo”, de ahí el título de este artículo: debemos aprenderlas como un Credo, que llegado el caso mantendrá un paralelismo con su homónimo religioso: será nuestra salvación en momentos difíciles.

-The Rules of gunfighting:
No he querido limitarme a enumerar las 24 reglas, sino que haré de cada una un breve comentario, tratando de relacionarlas con aspectos tácticos concretos. No obstante, ya que su esencia es mantenerse en la generalidad, cada lector es libre de sacar sus propias conclusiones. Por esto mismo, tampoco me extenderé demasiado:


1-Lleva un arma. Mejor lleva 2.Lleva a todos los compañeros armados que puedas.
La primera regla parece de sentido común: si prevés que va a haber “tiros”, lleva tu arma encima, esto es lógico. Lo que no es tan lógico es que muchas personas con profesiones de riesgo y que pueden ir armadas legalmente, no lleven su arma por motivos de lo más variopinto: “eso es de paranoicos, el arma es incómoda, no va a pasar nada…”. Muchos policías han sido atacados cuando sacaban al perro o tiraban la basura, simplemente un caco que habían “enchironado” les estaba esperando. La cuestión de llevar “2 armas” hace referencia a la cuestión del back up, frecuentemente esa segunda arma es esencial al fallar la principal, como estableció Ernesto recientemente



Por último, la superioridad numérica es una importante baza a explotar si disponemos de ella, los malos nunca van a venir solos. Si sabemos que habrá jaleo, pide refuerzos o ayuda a quien pueda apoyarte: puede que ese compañero vea algo que tú no ves, o cubra un ángulo que tú tienes desprotegido.


2-Todo lo que se merezca un disparo, se merece dos. La munición es barata, la vida valiosa.
Este punto siempre lo he entendido de dos formas: la primera es el mito del “one shot stopping power”. Muchos acólitos de Marshall y Sanow, o simplemente aficionados a las películas de Hollywood, creen firmemente que el malo va a caer fulminado si le disparo con la munición “X” o “Y”. Esto es un grave error, que ha llevado a muchos policías a la tumba. Otro error grave es la costumbre de algunas academias de enseñar dobles o triples taps + asegurar + a la funda. Tras mecanizar ese movimiento, el alumno se enfrenta al caco en la vida real, le dispara 2 veces, asegura y a la funda. El malo sigue en pié y dispara al agente matándolo. Esto ha ocurrido en multitud de ocasiones, lamentablemente.

Mi aproximación es la promulgada por Clint Smith, del Thunder Ranch Academy: dispara mientras el tipo siga en pie, hasta que su actividad se detenga o lo pierdas de vista. Si la munición se acaba y sigues viendo al malo ante tí, recarga y sigue disparando.

3-Solo los impactos cuentan, lo único peor que un fallo es fallar “por poco”.
Podemos debatir largo y tendido acerca de técnicas, tácticas, armas y calibres, pero si los proyectiles no impactan en el blanco, la verdad es que todo lo anterior no nos servirá de mucho. Un agresor caerá, no solo por recibir plomo, sino porque este alcance ciertos órganos http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/06/lesiones-que-pueden-provocar-las-armas.html


Si esto no ocurre, podemos encontrarnos en situaciones complicadas, como la que comentamos hace ya unos meses

http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/tactica-versus-equipo-el-tiroteo-de.html.


Nota: el “ruido” no hará ningún daño al malo (incluido el de montar el arma)


4-Si tu posición de tiro es correcta, no te estás moviendo lo bastante rápido, o no estás usando la cobertura adecuadamente.
Una gran verdad. Todos hemos “sufrido” las distintas modas referentes a posturas de tiro:


weaver, crouch, chapman, isósceles… pero si analizamos tiroteos reales grabados por cámaras de seguridad, descubriremos que es prácticamente imposible hacer estas posiciones “de libro” mientras nos disparan, o a la vez que nos protegemos detrás de un vehículo, obstáculo, etc. Claro que nos servirán para las competiciones y tiradas de calificación, pero la calle es otra historia. En mi opinión, lo más importante es realizar el empuñamiento correcto: mano lo más alta que nos permita la rabera de la empuñadura, cerrar la mano con fuerza y controlar la presión que hacemos sobre el gatillo. El resto del cuerpo puede que no se corresponda mucho con las ilustraciones de los manuales, pero la mayoría de las veces será más importante no ser herido, que tardar un poco más en liquidar a los “cacos”.


5-La cercanía niega la técnica, la distancia es tu amiga.
La distancia favorece al tirador que ha entrenado (se supone que tú, amigo lector).Un tipo que no entrena es difícil que le de a algo a más de 20 metros. Quizás incluso menos. Por otra parte, a muy corta distancia (menos de 5 metros), el otro no tiene que haber entrenado en su vida. Solo necesita tener suerte para alcanzarte.

Esta es una de las grandes ventajas de usar armas largas, no tengo que acercarme al blanco para tumbarlo. De hecho, ciertos calibres de pistola / revólver permiten disparar eficazmente a distancias de 75/ 100 metros, algo que siempre nos han enseñado que era “imposible” (los temarios actuales de seguridad privada establecen el alcance efectivo de un arma corta en 25 metros). No hay que recurrir a un .500 Magnum para hacer esto, un .45 ACP +P, un 10mm Auto o un .357 Magnum servirán.

Ante una amenaza, es fundamental alejarnos de ella todo lo que sea posible.


6-Si puedes elegir “qué” llevar a un tiroteo, elige un arma larga, y elige a compañeros que también lleven armas largas.
Y chaleco balístico, una radio y 20 cargadores de repuesto. A la hora de llevar un arma encima, ninguna es lo bastante pequeña ni ligera. A la hora de necesitarla, ninguna es lo bastante potente. Sé consciente de las limitaciones de la pistola y elige un modelo que te de la máxima potencia de fuego (tomen nota los partidarios del 9mm corto para defensa).


7-En 10 años nadie va a recordar detalles acerca de calibres, posiciones y tácticas, solo recordarán “quién” sobrevivió.
El objetivo final es sobrevivir, a esto estará dirigido cada movimiento que hagamos. Obviamente, habrá quien analice los puntos anteriores (Ernesto por ejemplo), pero es cierto que todo está enfocado a ese único objetivo: ser el que se marche de allí andando, y no en una bolsa de plástico. Bueno, Ernesto regresó una vez en ambulancia, pero regresó vivo.

8-Si no estás disparando, estarás comunicándote, recargando o corriendo.
Estas 4 cosas (o variantes de las mismas) son las únicas que te servirán de algo cuando las balas silben a tu alrededor. Cualquier otra acción será una pérdida de tiempo, o algo inútil que te puede llevar a la tumba. En el blog hay varios artículos que desarrollan las técnicas de tiro, recarga, movimiento y comunicaciones:



http://www.airsoftgent.be/dbase/hands.htm

9-La precisión es relativa, el resultado de la mayoría de los enfrentamientos dependerá del “pucker factor” (término vulgar para referirse a si nos vencerá el miedo), más que de la precisión del arma. Usa un arma que funcione siempre.
La fiabilidad es lo más importante en un arma (huye de armas antiguas o en mal estado). Después mantenla limpia (la primera fuente de interrupciones es la suciedad). Lo peor que puede pasarte es que oigas “click” cuando debió sonar bang!

El miedo estará presente en cada agresión que suframos, es inevitable, pero hemos de ser capaces de reaccionar ante los cambios fisiológicos y psicológicos que hemos comentado hasta la saciedad, de ello depende todo.

10-Algún día, alguien puede que te mate con tu propia pistola, pero deberá usarla como un martillo, ya que estará vacía.
Una vez que comience, no debes dudar: ¡Dispara! El entrenamiento debe incluir ejercicios para desarrollar la capacidad de reacción (agresividad). Esto es fundamental.

11-Siempre engaña, siempre gana, la única pelea sucia es la que se pierde. Si te encuentras a ti mismo en una pelea “justa”, es que no la planeaste bien.

Atacar por sorpresa, por ángulos o direcciones inesperadas, con armas o tácticas que no se corresponden con las expectativas de los adversarios, nos dará una ventaja enorme para conseguir prevalecer. En mi artículo “El siguiente nivel” traté con detalle este tema http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/03/el-siguiente-nivel-partes-i.html


12-Ten un plan. Ten un plan B, ya que el primero no funcionará.
Las peleas son eventos caóticos, en los que los acontecimientos se suceden y rápidamente, y en los que las circunstancias iniciales (situación de los blancos, armas que utilizan, incluso las mías propias –estoy herido, se me acaba la munición-) pueden cambiar en cuestión de segundos. Una forma efectiva de hacer frente a este caos es tener un plan previo: situarme en una posición de ventaja y decidir “qué” haré si el blanco “X” o “Y” me atacan. Una consecuencia de lo anterior, es que el plan inicial puede que no valga 5 segundos después de aplicarlo, por lo que necesitaré un plan B.


Una de las célebres “Leyes de Murphy para el combate” dice que “ningún plan sobrevive el contacto con el enemigo”


13-Usa cubierta y abrigo todo lo que puedas.
Un elemento clave de la ventaja táctica es el uso de elementos que nos protejan del fuego enemigo. Debes reconocer los elementos que te ofrezcan protección y utilizarlos siempre que te sea posible. Muchos creen que lo primero que hay que hacer cuando empieza el “fregado” es desenfundar y disparar, esto es incorrecto. Lo primero es MOVERSE, salir de la línea de tiro de los enemigos. ¿Hacia dónde moverme? Hacia aquello que me proteja (a mí o a otros –V.I.P.s-), y desde allí ya me preocuparé de localizar a los cacos y devolverles el fuego.


14-Flanquea a tu enemigo cuando puedas. Protege tu propio flanco.
Cuando alguien inicia un ataque lo hace teniendo en cuenta la posición inicial del objetivo, que se convierte en el eje del movimiento y del fuego. Al lanzar una emboscada, por ejemplo, se delimita una zona de muerte a la que las armas están apuntadas y donde la concentración de fuego es más fuerte. Si cambias de posición y atacas al enemigo desde un costado o desde atrás, no solo saldrás de la zona batida, sino que romperás su esquema de ataque y le obligarás a reorientar su plan, poniéndole a la defensiva y ganando tú la iniciativa.

15-No bajes la guardia.
Otra de las leyes de Murphy para el combate dice: “si tu avance está yendo bien, te estás metiendo en una emboscada. Si tu ataque está yendo bien, ESTÁS en una emboscada”. En cualquier momento pueden comenzar los disparos, nunca bajes la guardia. Si parece que ha acabado, mantén tu nivel de alerta situacional.



16-Siempre que parezca acabar, haz recarga táctica y escanea 360º. Después pon tierra de por medio lo más rápido que puedas –esto último es de cosecha propia–
Los clásicos duelos del Salvaje Oeste, en los que dos pistoleros se situaban frente a frente y la muerte de uno de ellos ponía fin al asunto, son más propios de Hollywood que de la realidad de la calle. A no ser que se trate de un ataque improvisado, los malos nunca vendrán solos. Por ello, si parece que el tiroteo ha acabado, no debemos bajar la guardia, sino continuar alerta y tomar una serie de medidas por si hay agresores que no he detectado, o incluso si los que he “tumbado” siguen con fuerzas para seguir disparando cuando salga al descubierto.


He elaborado una pequeña lista de recomendaciones para esta situación “post-incidente”:
Una vez que el tiroteo ha concluido, y por supuesto suponiendo que hemos sobrevivido, debemos tener en cuenta que:


1- Las alteraciones de la percepción pueden durar. Incluso pueden aparecer otras nuevas como pérdida de control sobre el esfínter, vómitos, temblores, crisis nerviosas o desvanecimientos. Esto ha sucedido incluso a personal bien entrenado, por lo que debemos considerarlo.

2- Puede que no haya finalizado del todo. Lo primero es mantenerse en una posición de abrigo, mientras que mantenemos la puntería sobre el último blanco que hemos abatido. Escanea a tu alrededor 360º hasta asegurarte de que no hay amenazas, y realiza una recarga táctica si dispones de munición.

3- Guarda el arma si eres agente de seguridad. Si eres civil, deja el arma en el suelo donde sea visible para la policía cuando llegue al lugar.

4- Chequéate el cuerpo para comprobar que no estás herido. Bajo la tensión del tiroteo puedes no percibir los impactos ya que la adrenalina actúa como un analgésico.

5- Llama a la policía si nadie lo ha hecho.

6- Si puedes, anota lo que puedas recordar o haz que alguien lo haga por ti. Te será útil en el juicio.

7- Si eres policía de paisano o escolta, saca la documentación y tenla bien visible. Cuando llegue la policía puede que no sepan distinguir entre los buenos y los malos. Esto ha pasado ya…y hay que lamentar funestos errores.

Cuando una patrulla de policía llega alertada por los vecinos acerca de un tiroteo, todo aquel que se encuentre por allí será tratado como una amenaza potencial. Sin uniforme, tendrás el mismo aspecto que los delincuentes, y no te conviene tener un arma en la mano en tales circunstancias, y si en cambio tener la identificación bien visible. No camines hacia la policía, espera que ellos se acerquen a ti y te indiquen qué hacer. Haz lo que te digan, los agentes serán rudos hasta que determinen tu papel en el enfrentamiento. Si estás en un vehículo, pon las manos en el volante y no salgas de él hasta que te ordenen que salgas.


8- Las secuelas psicológicas pueden durar años, en forma de pesadillas, depresiones, disfunciones del apetito, cambios de humor, inmovilidad muscular, fatiga crónica, etc. Cuanto más apoyo tengamos tras el suceso, mejor podremos hacerles frente.


17-Mira las manos, las manos matan.
Cualquier arma que el agresor vaya a utilizar tendrá que asirla con las manos. Si un sospechoso se acerca y no ves claramente que lleva las manos vacías, prepárate para actuar. Esto es especialmente importante en climas fríos o cuando tenemos alrededor a múltiples amenazas.


18-Decide ser lo bastante agresivo, lo bastante rápido.
Una vez que ha comenzado, debes actuar al 100%. Dudar ante una amenaza puede precipitar el ataque del enemigo, o hacernos perder un tiempo precioso para defendernos.

19-Cuanto antes acabe la pelea, menos golpes, puñaladas o disparos recibirás.
Algo de sentido común. Por cierto, hay un proverbio chino que dice: “el sentido común no es muy común”…

20-Se educado, se profesional, pero ten un plan para matar a todos los que estén cerca de ti.
Esto puede parecer fuera de lugar, incluso excesivo, pero yo lo entiendo simplemente como tener previsto un plan de defensa ante cualquier persona que esté cerca de nosotros, o diciéndolo de otro modo, que esté lo bastante próximo como para ser una amenaza.


21-Tu opción principal como medio de vida será basarte en 3 pilares: evitar, apaciguar y disuadir.
Una ley natural es que el grande se come al pequeño, el fuerte prevalece sobre el débil .Los depredadores seleccionan a sus víctimas entre las más débiles, enfermas, aquellas que se alejan de la manada o que actúan descuidadamente. Los delincuentes actúan exactamente del mismo modo. Si vas por ahí sin prestar atención, haciendo alarde del dinero, dejando el coche abierto, el teléfono móvil solo, o eres una persona amenazada que cumple rutinas sistemáticamente, los delincuentes o terroristas te pondrán en lugar preferente en su lista de objetivos. Lo mismo ocurre con el agente de seguridad que descuida los procedimientos, colocándose en una mala posición táctica. Los delincuentes lo detectarán e intentarán aprovecharse de esa ventaja.
Sin embargo, el agente que actúa tácticamente, manteniendo el control sobre su entorno, gestionando las amenazas y decidido a hacerles frente, también será detectado por los delincuentes, con el efecto contrario al anterior. Cuando una persona está preparada, y tiene confianza en si mismo, irradia un “halo” que es percibido por quienes están interactuando con él. El resultado es que los malos se buscarán otra víctima. Esto ha evitado atentados terroristas en España.


Caminar erguido, con paso rápido, mirar a los ojos y hablar con voz firme cuando un sospechoso se dirija a nosotros puede evitarnos tener que usar el arma. Recuerda: “si pareces comida te comerán”.

22-No acudas a un tiroteo con un arma de un calibre que no empiece (como mínimo) con un “4”.

Ya sabemos lo fans que son los norteamericanos de ciertos calibres, sobre todo de los que ellos han inventado: .40 S&W, .45 ACP, etc. Creo que esta regla es una especie de “desprecio” hacia los calibres europeos (como el 9mm Parabellum). Lo cierto es que estoy de acuerdo en que, cuanto mayor sea la potencia del arma, mucho mejor. Es más, como dice la regla nº 6, mi calibre de elección tendría 3 cifras: .223, .308… En la película “Harry el Sucio”, Clint Eastwood aparece con un rifle de caza del .458 Magnum cuando acude a “cazar” a Scorpio por los tejados de la ciudad. Su compañero le espeta: “no quieres que se te escape, eh?”.

23-Lleva la misma arma en el mismo sitio, todo el tiempo.
Si alguien trata de atacarnos, nuestra reacción natural será, o cubrirnos con los brazos, o adoptar una posición similar a la de un boxeador. Una persona no entrenada con armas de fuego, no llevará instintivamente su mano a la cadera para empuñar un revólver.
Sólo al entrenar condicionaremos a nuestro cerebro para que lleve la mano a la empuñadura como un reflejo. Por consiguiente, si entrenamos con el arma en la cadera, a la hora de la verdad DEBE estar en la cadera. Si no es así, las consecuencias serán la desorientación y el pánico, además de dar tiempo al “caco” para atacarnos.


24-No puedes fallar lo bastante rápido como para ganar.
La reacción es importantísima, pero el ruido (como comenté con anterioridad), no le hará daño al malo. Hay academias en las que, durante las prácticas, se promueve la rapidez sobre la precisión, condicionando al alumno a gastar el cargador indiscriminadamente.


En los años 70, la media de disparos que efectuaba un policía sobre un delincuente era de 2,5 (el arma más extendida era el revólver de 6 tiros, y los agentes eran bastante cuidadosos en no malgastar los cartuchos). Durante los años 80, se popularizaron las pistolas de 9mm con cargadores de gran capacidad (15 de media), de modo que en 1991 la media de descargas por tiroteo había subido a 13. ¿El motivo? Sencillamente la confianza en que, si fallo 3 o 4 disparos, aún me quedan 11 en el cargador.


El célebre Wild Bill Hickok ya nos aconsejaba “tomarnos nuestro tiempo”, y yo soy de la misma opinión: lo único importante es darle al blanco.


-Conclusiones finales:
Mi reflexión principal es (precisamente) el invitar al lector a la reflexión. Esta no es una lista demasiado exhaustiva, y seguro que muchos “usuarios” encontrarán aplicación a algunos de estos mandamientos en su vida diaria, o lo hallarán en algún momento de su vida.

sábado, 2 de julio de 2011

Balística Casera (IIª parte): Lunas vs Impactos

Por: Ernesto Pérez Vera

Continuando con mis experimentos de balística casera, hoy le ha tocado el turno a la prueba de tiro contra la luna delantera (parabrisas) de un vehículo turismo. Sin mucho esfuerzo pude hacerme con la luna de un BMW, y para mi sorpresa estaba impecable. Solo presentaba dos leves “picotazos” de esos que a veces son producidos, accidentalmente, por pequeños trozos de piedras durante la conducción en cierto tipo de vías. El propietario la acababa de reponer por otro nuevo, y por suerte llegué a tiempo. Las especificaciones del cristal son: PILKINGTON 43R001047 AS 1 M 83-3 DOT 25, con sello de la firma BMW. El cristal laminado, como son todos los empleados en los parabrisas de coche, está diseñado para prevenir que los fragmentos dañen a los ocupantes del vehículo. El cristal laminado está construido con dos piezas de cristal separadas por una capa de plástico.

La prueba no iba encaminada a comprobar qué tipos de puntas eran capaces de atravesar el cristal, pues todos los disparos fueron efectuados con munición de 9 m/m Parabellum/Luger a una distancia de 3 metros, por tanto, todos los proyectiles tendrían capacidad para “cruzar” el objetivo. Mi idea era otra.

Tras la luna se colocaron garrafas plásticas rellenas de agua, y de 25 litros de capacidad cada una. Los contenedores de 25 litros fueron dispuestos en posición horizontal para ser impactados de “boca a base” o viceversa. En esta disposición se puede tirar sobre un cuerpo –la propia garrafa de forma rectangular- que tiene la anchura aproximada de un hombre medio –distancia entre hombros-. La idea es que, suponiendo que el objetivo fuera un ser humano, la máxima distancia a recorrer por el proyectil, en el torso, fuese la de un disparo que entrara lateralmente durante un enfrentamiento. Cada garrafa tenía una longitud, una vez colocada horizontalmente, de 44 centímetros. Sin duda alguna, todos los proyectiles empelados en el test iban a penetrar el cristal y después impactarían, como poco, en la primera garrafa, ¿pero cuántos conservarían energía bastante como para atravesar los 44 centímetros, e impactar en otro “cuerpo”?

Como ya se dijo en la primera parte de este trabajo casero balístico: “el cuerpo humano, al nacer, es agua en un 75% aproximadamente (60% en la edad adulta), y como la Gelatina Balística tiene un coste económico muy elevado para un particular, y requiere de mucha labor en su preparación, en estos trabajos empleé, sencilla y llanamente, agua. Lógicamente, hay que salvar muchas diferencias. En el cuerpo humano no existe agua estancada como en las garrafas. Las células humanas son las principales portadoras, y conservadoras, de ese agua (agua intracelular). El resto del agua es la extracelular, pues baña a todos los tejidos y circula por la sangre.”

La terna de la tarde se compuso de la siguiente munición: Geco Action 84grs, Remington Golden Saber 147grs, Remington Desintegrator Jacketed 100grs, FMJ Santa Bárbara 124grs, Remington Semi-blindado (Flat Nose) 124grs, Frangible Fiocchi 82grs, Fiocchi EMB 92grs, Fiocchi ZP 100grs, Fiocchi Black Mamba 100grs, Hirtenberger plomo desnudo, Fiocchi Plomo grafiteado Gas-Check 123grs y RUAG SeCa 99grs. El elenco entró en escena de la mano de una pistola Glock-26.

La dureza que presenta la luna de un coche hace que cualquier proyectil, incluso aquellos de los que más se puede esperar, pierda gran parte de su energía al impactarlo. De tratarse de una situación real: yo desearía que mi “bala” pudiera atravesar la luna, pero tras ello necesitaría que conservara suficiente energía como para penetrar, con eficacia lesiva, un cuerpo humano. Pero solo un cuerpo. De poseer exceso de capacidad perforante, por no haberse deformado y transferido energía bastante en el cristal, podría atravesar más de un cuerpo humano dentro del vehículo (típico de los sobrepenetradores proyectiles blindados/FMJ, y otros convencionales).

Como Policía que soy, mi idea era averiguar que tipo de proyectiles, de todos los evaluados, se detendrían en la primera garrafa (teóricamente un torso humano) sin alcanzar a otro contenedor (otro ser humano, ocupante del vehículo, al que se provocarían heridas: víctima colateral).

El resultado de la prueba, una vez más llevada acabo sin medios técnicos científicos, me ha servido para sacar conclusiones muy personales. El blindado ha hecho de las suyas. Comprobé lo que esperaba. El proyectil encamisado atravesó la primera y la segunda garrafa, pero se detuvo al golpear en la tercera (“dos cuerpos atravesados con una misma bala”). La punta semi-blindada no llegó a salir de la primera garrafa, pero la fracturó con su impacto de intento de salida. El proyectil semiblindado, con cierta deformación, fue hallado dentro de la primera garrafa. En éste caso se “comportó”, pero no suele hacerlo siempre así. La técnica científica adecuada, para éste y otros trabajos, hubiera supuesto hacer 10 disparos con cada uno de los tipos de proyectiles empleados, y del resultado obtenido se hubiera extraído una media. La cosa no se hizo así, de ahí el título del trabajo (Casero).

Un proyectil Golden Saber también salió del bidón directamente impactado, pero como el semi-blindado no penetró en el otro contendor, aunque éste fue golpeado. El Golden Saber no fue encontrado en garrafa alguna, sino en el suelo, (podría haber producido una lesión leve en el cuerpo de un tercero, y solo grave en las cuencas oculares de una víctima colateral)

Los proyectiles italianos EMB y Black Mamba, se comportaron como si fueran puntas blindadas: llegaron, tras penetrar en la luna del coche, hasta la segunda garrafa, siendo allí halladas las dos puntas. La EMB no presentaba deformación importante, es más, hasta la FMJ presentó más desperfectos en su propio cuerpo. Sin embargo, la Black Mamba se descompuso en núcleo y camisa, quedando la envuelta incrustada en la segunda garrafa, y el núcleo, totalmente deformado, en su interior.

Por su parte, la ZP (otra italiana) –a la que erróneamente se le atribuyen propiedades frangibles- entró hasta la primera garrafa y consiguió abollarla en un intento fallido de salida. La punta fue localizada casi sin deformación alguna. Buen comportamiento tuvo la punta Desintegrator de Remington: penetró solo la primera garrafa, siendo encontrada la envuelta metálica, totalmente abierta, dentro de la garrafa. Parte de la sustancia pulverulenta que conforma el núcleo de ésta punta, fue encontrada dentro de la envuelta, siendo localizado el resto del “polvo” en el fondo de la garrafa y disuelta en el agua. El proyectil suizo SeCa penetró solo en la primera garrafa, pero no presentó casi ninguna deformación. Como sostiene su fabricante, y yo mismo he comprobado: ante cuerpos blandos (cuerpo humano) se expande y trasmite toda la energía que conserva en el instante del impacto, pero ante cuerpos duros se “entaca” y se comporta cual blindado.

Al igual que el ZP y el Desintegrator, el resto de proyectiles penetraron solo en la primera garrafa. No me sorprendió el resultado de la punta Frangible de Fiocchi: tras cruzar el duro cristal, penetró, con capacidad lesiva, en la garrafa. El proyectil fue recuperado en el interior de la garrafa, habiendo perdido, aproximadamente, un 50% de su masa. La parte delantera de la bala se desintegró en el impacto y cruce de la luna laminada. Esto confirma lo que ya sabemos, y es que los frangibles solo cumplen su misión desintegradora ante cuerpos muy, muy duros. Ante cuerpos blandos, o “medianos”, se comportan como una bala convencional. Dicho esto, no subestimemos la duraza de la luna, pues consiguió deformar, más de lo esperado, incluso al proyectil blindado.

Las puntas Golden Saber y Action se deformaron muy bien incluso atravesando el cristal. Pero como vimos antes, el Golden tocó a un bidón “colateral”. Por contra, el Action fue, para mí, el vencedor de la prueba: solo penetró un cuerpo, y además transfirió suficiente energía al agua del contenedor, pues quedó casi completamente expandido, sin perder masa. Y todo eso después de romper y cruzar la luna. Las puntas expansivas, sean o no sean del tipo hueco, están diseñadas y construidas para que se deformen homogéneamente al impactar en cuerpos blandos (cuerpos carnosos/acuosos como el humano). La deformación del proyectil hace aumentar su sección, y con ello se consigue transmitir más energía al cuerpo impactado. Esto también reduce, y mucho, el riesgo de sobrepenetración. Pero todo ello, a la par, aumenta el canal o conducto de la herida que afecta a los órganos corporales alcanzados en un cuerpo.

Buen comportamiento mostraron los dos proyectiles de plomo que se usaron la prueba. Me sorprendieron. Ambos actuaron del mismo modo. Uno era grafiteado (punta color negro con grafito para lubricar el cañón y reducir el emplome del mismo) y además con Gas-Check (chapa metálica en la base del proyectil de plomo, con la idea de que los gases y la pólvora no entren en contacto con el plomo). La otra punta era de plomo desnudo, y ambas, tras penetrar la luna, quedaron alojadas en el primer bidón. Las dos puntas fueron recuperadas con una buena deformación. Naturalmente, no podremos saber hasta que punto penetraron con energía en la garrafa. Lo ideal hubiera sido que hubieran alcanzado con energía, aproximadamente, los primeros 25 centímetros de recorrido dentro de la garrafa. Esa distancia, en un cuerpo humano, permitiría alcanzar órganos vitales en la caja torácica, y también por debajo de ella.

En cualquier caso, todos los proyectiles, tras el impacto, provocaron la eyección de trozos de cristal. Esos trozos, tanto por su tamaño como por la fuerza de la propia eyección, podrían producir lesiones oculares al propio tirador (caso de estar excesivamente cerca del vehículo sin protección ocular). También se produjeron proyecciones de cristal hacia el interior del vehículo, lo cual, también, podría producir lesiones oculares a los ocupantes del vehículos, tanto a los más cercanos al punto de impacto como a los que estén algo más distanciados. De realizarse prácticas de este tipo, es conveniente usar gafas de protección adecuadas (en realidad se deben usar en todos los entrenamientos con armas).




La lógica y la sensatez nos indican que NO es aconsejable el uso de proyectiles que proporcionan riesgos extras, al menos no es lo ideal para misiones de seguridad y defensa. En el caso de los blindados/FMJ, tenemos que saber que son los proyectiles que más ampliamente se emplean en España, y eso que es sabido, o debiera ser así, que son los que más perforan (atraviesa más de un cuerpo). También son los que más favorecen el rebote.

El borrador del nuevo Reglamento de Armas, que será aprobado mediante RD si nadie lo remedia, va a prohibir a particulares, para las armas cortas, el uso de proyectiles expansivos. En el vigente Reglamento –con fecha de caducidad- se prohíbe, para particulares y en armas cortas, el uso de las Puntas Huecas, pero los proyectiles del tipo SeCa y Action pasaban el “filtro”, pues no presentan oquedad alguna; por tanto no son Puntas Huecas desde ningún punto de vista, tampoco desde el administrativo. En breve, cuando el borrador se convierta en la realidad de un Reglamento en vigor, todo proyectil que esté diseñado para deformase, aún no siendo Punta Hueca, (caso de SeCa y Actión, por ejemplo) quedará prohibido para los particulares. Un error no perdonable.

Puede que un tirador que ampara sus armas cortas en la Licencia “F” (tiro deportivo) no precise de proyectiles expansivos, de acuerdo, lo admito, pero estos no son los únicos particulares que usan armas cortas. Los ciudadanos con Licencia “B” también las usan, y además las portan por las calles. Estos ciudadanos con Licencia tipo “B” son todos esos particulares, sean jueces, fiscales, funcionarios de prisiones, detectives privados o joyeros, que están legitimados para portar, las 24 horas del día, su arma bajo la ropa. Pero el hecho de poseer esa “codiciada” licencia no les rebaja de seguir siendo particulares.

Para el Reglamento de Armas solo existe otra “especie” reconocida, y es la de los funcionarios armados (FAS, FYCS y SVA). Por tanto, los ciudadanos que pueden portar sus armas defensivas, no podrán emplear más que municiones convencionales (con el que será nuevo Reglamento, principalmente blindadas), precisamente las menos aptas para defensa. Un gran contrasentido.

¡Bueno¡ hay más. El innombrable borrador prohíbe todo proyectil expansivo, por ello puede que el legislador considere al semi-blindado un proyectil de ese tipo. Si eso es así, ni tan siquiera los Vigilantes de Seguridad y Escoltas Privados podrán emplear las municiones semi-blindadas, pero sí las de plomo y las blindadas. ¡Patético!. Pero digo yo, ¿es que las puntas de plomo no son más expansivas y deformables que las FMJ, por ejemplo…? Pues sí, lo son. En cuerpos duros, las puntas de plomo se deforman y expanden mucho más que las semi y las blindadas.

¡Ufff! Al final veremos a ver: solo se van a poder usar las blindadas. Eso sería tremendo, otra vez aumentaría el empleo de la munición que más sobrepenetra y que más rebota.

miércoles, 22 de junio de 2011

Curso: Teoría del Tiro Táctico Policial y de Defensa

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a través de su Centro de Formación Continua, inaugura un nuevo curso online sobre la “Teoría del Tiro Táctico Policial y de Defensa”. El principal docente de este curso será el agente e instructor de tiro policial Ernesto Pérez Vera, habitual colaborador de Armas.es.

El periodo de matriculación para este curso online ya está abierto. Dicho curso tendrá una duración de 50 horas y el importe de la matrícula es de 90 euros por alumno. La fecha de celebración será del 20 de junio al 20 de octubre de este año.

Objetivos del curso
La regulación legal de las empresas de armas y su uso es poco conocida. Además son muchos los mitos e ideas erróneas existentes en torno a diversos aspectos relacionados con el tiro táctico policial y de defensa y el comportamiento humano frente a una situación extrema. Bastantes de estas ideas erróneas se encuentran presentes en la mentalidad policial y en sus consiguientes intervenciones. A lo largo de este curso, el alumno conocerá el estado actual de los diversos ámbitos de la operativa policial aplicada al tiro táctico y de defensa, proporcionándoles una herramienta más para el perfeccionamiento de su trabajo policial.


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