POLICÍA LOCAL DE TARIFA (Página no oficial)

sábado, 18 de diciembre de 2010

No es lo mismo: desgraciados afortunados y afortunados desgraciados

Por: Don Gonzalo

Con saliva y tecla, mil veces me he pronunciado sobre este asunto, pero bueno, una vez más no viene mal. Si otros siguen en sus trece…yo sigo en las mías también. Como decía Joe Rígoli: yo sigo.

Esos que tanto criticáis y zancadilleáis a vuestros compañeros de trabajo, más bien coincidentes laborales, seguís con vuestras cantinelas baratas de café de inicio de servicio. Ese café es, demasiadas veces, de inicio de servicio, de “durante” y de fin del mismo. Para vosotros el trabajo es solo tomar café. Ya está bien señores, dejad de maquinar para torpedear a los que hacen aquello que deben hacer, y sobre todo aquello que ustedes despreocupan e ignoran. Mírenlo desde otro punto de vista: ustedes son unos desgraciados afortunados. Sí, eso he dicho, pero no se me ofendan. Verán como coinciden conmigo cuando les razone mi postura.

Muchos lleváis años despotricando y elucubrando contra los que acuden a las llamadas de la Sala Operativa con la celeridad que las circunstancias demandan; seáis quienes seáis, seguís despellejando a quien, tras tomar un café a primera hora del turno, emprende el camino de la “caza” del delito o de la ayuda al prójimo. Perseguir al delito es ayudar a todos. Vosotros, una vez más, menospreciáis a quienes no beben alcohol durante el servicio, y además, los mismos desgraciados de siempre, tratáis de menoscabar, con invenciones maliciosas, la buena fama e imagen de los que hacen lo que ustedes no hacéis jamás: cumplir

Es sencillo, un desgraciado, en el terreno que nos ocupa, es aquel que no tiene nada en lo que creer. Esos sois vosotros: no creéis en vuestra presunta labor, y digo presunta porque no la cumplís, ¡y que se salve el que pueda¡

Quien va al trabajo, -y digo al trabajo y no a trabajar, que tampoco es lo mismo- con el único propósito de vagabundear y delinquir por omisión, es un desgraciado. No hay nada más triste que ser desgraciado en la profesión “elegida”. Bueno, esto de elegido debe matizarse, pues a muchos solo se os ha regalado un puesto de trabajo de por vida. En el trabajo, cuanto más desánimo se tiene, más desgraciado se es. Está clínicamente demostrado que las bajas laborales por depresión, aún cuando se finja la enfermedad –muy de moda-, acaban pasando factura. Ese desánimo y falta de interés, a la larga, llevan a la depresión real sin remisión, en fin, que finalmente seréis desgraciados con “papeles”.

La verdad es que aquellos que os encontráis dentro de este triste “corte”, tenéis más suerte de la que os merecéis, por ello os llamo: desgraciados afortunados. No me negará nadie que odiar lo que se hace, o mejor dicho, aquello que se debe hacer, desatender los obligaciones profesionales, acudir cabizbajo al trabajo y “jugar” al despelleje de aquellos compañeros que poseen un perfil marcadamente antagónico, es muy triste. ¡Pero leches!, si a final de mes te pagan, eres un afortunado. Por ello seréis siempre unos desgraciados afortunados: no hacéis lo que tenéis que hacer, porque lo odiáis, y encima os pagan. Para colmo… muchas veces os ascienden ¡Vaya suerte!

Por otra parte, y cara a cara ante vuestros bastardos principios, se encuentran los afortunados desgraciados. Estos, entre los que yo me incluyo, disfrutan del trabajo hasta cuando se mojan bajo la lluvia, pues “mojados” e implicados, profesionalmente, siempre están. O estamos. Sí, es verdad, bregar con sucios y apestosos delincuentes es desagradable; recibir insultos y pedradas también es duro; arriesgar el pellejo ante delincuentes armados es muy “shungo” también; ¿pero sabéis algo?, a algunos nos gusta esto. Muchos, aunque no lo podáis comprender, creemos en aquello que representamos. Y por cierto, los insultos y pedradas que algunos recibos en la calle, no son tan repugnantes como el olor que dejáis, muchos de vosotros, cada vez que abrís la boca para vomitar palabras envenenadas.

Hacemos lo que nos gusta y creemos en lo que hacemos, precisamente lo que no hacéis vosotros. Somos un “chollo” para vosotros: lo que no hacéis, aunque os paguen por “hacerlo”, lo haremos unos cuantos majaretas convencidos. Nos criticáis sin daros cuenta de que, para ustedes, somos un comodín en este sucio juego de mentiras, políticos y sindicatos.

¡Qué cosas! Somos afortunados por hacer aquello que queremos y que amamos, pero somos desgraciados por ser víctimas del sistema que nos ordena y coordina. Aunque la verdad, hay más descontrol y descoordinación que otra cosa. Somos desgraciados por caer en vuestras lenguas y mentes huecas, por no ser reconocidos por los jefes, y por estar enfrentados a malolientes compañeros, a veces también jefes, que se llevan el fruto de nuestro trabajo. Aún así, y aunque os cueste trabajo creerlo –sois tan desgraciados e ignorantes que no llegáis a verlo- somos afortunados. Nosotros no necesitamos eso que vosotros tanto ansiáis: galones, más pasta y menos trabajo y responsabilidad. Nuestra recompensa es la de llegar a casa con la conciencia limpia y cara alta.

¡Ay de vosotros que tanto anheláis esos “premios”! Vuestra actitud delata lo podrido que estáis por dentro, y la paupérrima vida que soportáis.

He dicho.

3 comentarios:

  1. De nuevo has dado en el clavo. Espero que el mensaje llegue a sus protagonistas, aunque me consta de buena tinta, que estos están armados de una coraza que ni el mas sofisticado de los misiles puede atravesar. En fin, la verdad a veces es dura, pero es lo que hay.

    Un abrazo

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  2. El tal Don Gonzalo...las clava. jajajaj.

    A ver si un día se da a conocer y nos tomamos un café con él.

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  3. Gracias! por expresar tan bien lo que algunos días pienso cuando acabo el servicio

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