Y digo yo: vaya, un acto incívico y delictivo contra unos funcionarios públicos que NO escurrieron el bulto cuando el deber los demandó. Me alegro de que aún existan algunos. Espero que ya estén detenidos e imputados todos los participantes en la algarada. En este caso, ha sido una patrulla de ese cuerpo del Estado la que ha tenido que sufrir el envite de unos seres despreciables, que seguro sobran en la sociedad. Según se rumorea, hasta ostentación de armas largas, por parte de la policía, se tuvo que hacer, y lo veo proporcionado. Pero por desgracia, esos hechos se repiten con cierta frecuencia en tu ciudad -en otros tiempos fue más habitual- pero no siempre con los funcionarios dependientes del Gobierno de la Nación como víctimas protagonistas.
Verás. Contra la Policía Local de tu ciudad se consumieron, y aún se hace, litros de tinta destructiva, y todo porque hace una década (ahora se cumple ese periodo) comenzó a cumplir, con ganas, interés y autoridad –lo que jamás había mostrado hasta entonces-, con sus obligaciones. Por ende, el cuerpo local empezó a hacer cumplir la Ley a los ciudadanos infractores, tanto en temas graves como leves. Algo tan sencillo como no escurrir el bulto, derivó en infinitos incidentes como el expresado arriba, y peores. Desde esas fecha, y hasta hace poco, ese cuerpo de P.L. ha estado presente, y con compromiso, allá donde el delito demandaba su presencia –de un tiempo a esta parte, otros son los ánimos de gran parte de la plantilla. Y en algún caso, justificación hay- De esos incidentes, se derivaron detenciones y lesiones propias e impropias.
Los críticos, ignorantes unos e interesados otros, decían que la P.L. no sabía hacer su trabajo. ¡Qué rápidos fueron algunos con la lengua y la pluma!
En tu ciudad jamás se utilizó, por ejemplo, el casco de protección en los vehículos de dos ruedas. Miles de ciudadanos conducían careciendo de Permiso de Conducción y/o S
eguro de Automóvil. Eso pasó a la historia. Ahora las incidencias de esa índole son muy bajas, en cualquier caso, mucho más bajas que la media de cualquier ciudad española. Para que aquello quedara en el pasado, muchos "palos" dieron, (uso legítimo de la fuerza), y recibieron los agentes de la Policía Local tu ciudad.
Por interponer una sencilla denuncia administrativa, familias enteras tuvieron que ser detenidas. Los padres impedían, a la fuerza y con violencia, que sus hijos fuesen denunciados. Cuando no eran padres, otros eran los grados de parentesco que, de modo antijurídico, impedían la acción policial contra sus parientes o amigos. Pero de los cuerpos de P.L. no solo se debe y puede esperar y demandar actuaciones policiales en materia de tráfico de vehículos y de circulación. Servicios en el orden de la seguridad ciudadana y orden público son exigibles, por Ley, a los funcionarios locales.
Aún recuerdo la entrevista mantenida, allá por 2002, en tu ciudad, con quien mandaba en un cuerpo estatal. El encuentro se produjo cuando agentes de la P.L. procedieron a la detención de varios miembros de un clan familiar dedicado, durante décadas, al tráfico de heroína y cocaína. Aquel Gran Jefe no valoró positivamente que los funcionarios locales sorprendieran, aún vistiendo uniforme, una venta de varias papelinas de cocaína; tampoco vio con buenos ojos que consiguieran identificar al comprador e incautar la sustancia intercambiada. Que va, eso le pareció aberrante. Dijo que eso es cosa de las unidades especializadas en la persecución de esos delitos. Vamos, que tácitamente dijo que los PP.LL. debieron dejar que la droga corriera por las calles y por sus rostros, sin perseguirla, aún cuando nadie estaba investigando, in situ, el asunto. Tampoco valoró positivamente que, una vez detenida la vendedora, tras la venta detectada, fuera hallada, entre sus ropas, una bolsa con otras 16 papelinas monodosis de cocaína.
Lo único que le preocupaba a ese señor era que,
como la detención se efectuó, -porque allí haberse cometido el delito in fraganti- en la puerta de acceso a la vivienda del traficante, muchos familiares del detenida trataran de impedir la detención policial. Como fruto de todo aquello, vecinos y familiares, como en el caso comentado al inicio del texto, apedrearon y agredieron a los funcionarios locales. Lógico, si son seres despreciables que venden drogas de todo tipo, y usan armas, no iban a dejar que se llevasen a uno de los suyos.
De aquel ataque a los funcionarios, se derivaron lesionados y daños por ambas partes. Algún cristal fue fracturado en los vehículos policiales, y lesiones leves fueron producidas a dos agentes. Por parte de los delincuentes también se sufrieron lesiones. Ese era el problema según el Jefe “estatal”: “como los PP.LL. no saben actuar…pues 50 personas exaltadas les rompieron el coche a los 4 funcionarios intervinientes…” Seguramente él, con otros tres de los suyos, hubiera controlado a los 50, hubiera detenido e incautado, y no hubiera sufrido lesiones ni daños. Un genio.
Tremendos comentarios tuvimos que oír en esa entrevista (yo no estaba solo): proponía que la P.L., aún siendo agentes de la autoridad (como establece la L.O. 2/86 para todos los integrantes de las FYCS), no interviniera en asuntos de drogas en la ciudad. Hombre, eso sería lo lógico si ya estuviera actuando, “ahí, y ahora” (un servicio concreto que ya está llevando otra unidad) otro cuerpo, y sobre todo si los que ya están el “tajo” son de una unidad especializada. Pero si nadie más está en el lugar, y es detectado el delito,… ¿deberían los PP.LL dejarlo ir…? Pues sí, eso proponía ese señor: que los PP.LL cometieran Delito de Omisión del Deber de Perseguir Delitos. ¡Ahí es nada! Llegó a insinuar que el atestado
contenía falsedades, pues decía NO constar, a nadie, que esa familia tuviese conexiones con las drogas... ¡Cuanta maldad!
¿Qué le molestaría a ese señor…? ¿Sería que los suyos nunca habían pillado a ese clan, hasta ese momento, y menos aún in fraganti y vistiendo uniforme?
Pero bueno, todo llega. El clan entero, -al menos los detenidos, que fueron varios- fue condenado a penas de prisión. Unos por delito contra la salud pública (tráfico de drogas) y otros por delitos de resistencia y/o atentado (acciones violentas durante la detención de la persona que traficaba). Es curioso, años después, las mismas personas encartadas en la acción de la P.L., fueron todos imputados por los mismos delitos, y esa vez sí fueron lo “chicos” de ese Jefe los que los detuvieron. Eso sí, no fue nada in fraganti, sino un buen trabajo de muchos meses. Pero para evitar lo que a los otros les ocurrió, fueron a realizar las detenciones al menos 20 funcionarios dotados de todo tipo de medios. Yo aplaudí esa segunda actuación contra el clan, pero me voy a permitir valorar, como más difícil y exitosa, (también más barata) aquella in fraganti que realizó la P.L. tu pueblo, con nada más que dos coches patrulla. Sin medios, sin apoyos, y vistiendo uniforme, consiguieron las mismas condenas que, años después, otros obtuvieron con medios y apoyos.
En fin, quizá el que no sabía trabajar, al menos en esos lugares, era el que tanta “punta sacaba al lápiz”.