A través de medios de prensa comarcarles, hemos sabido que, en La Línea, agentes del servicio de radiopatrullas del Cuerpo Nacional de Policía, han tenido que detener a un sujeto al que llamaron la atención por estar, con su vehículo, mal estacionado e impidiendo el buen uso de la vía. El sujeto, un salvaje, lejos de atender los requerimientos policiales, se enfrentó activamente a los funcionarios. Fruto de todo, el salvaje -no tiene otro nombre- debió ser detenido. Durante el traslado a dependencias policiales, el detenido dañó, con inumerables patadas, el vehículo policial.
Y yo digo: Vaya, un salvaje más de los que pupulan en esta bendita ciudad, ha recibido, espero, su merecido. En este caso, ha sido una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía la que se ha visto obligada “a obligar” a un salvaje, que no cumple con las normas de tráfico y urbanidad. Teniendo presente que el Cuerpo Nacional de Policía no tiene la competencia y la misión de hacer cumplir las normas de tráfico, es de aplaudir, y lo hago, que hayan actuado así, contra ese. Pero esto, a más de uno, debería hacerlo reflexionar sobre algo.
Verán. Cuando, en el año 2000, la Policía Local de esta ciudad comenzó, con ganas, interés y autoridad –lo que jamás mostró en muchos años- a cumplir con sus obligaciones, y por ende, a hacer cumplir la Ley a los ciudadanos, infinitos incidentes como este, y peores, se produjeron. De esos incidentes, se derivaron detenciones “a gogo” y lesiones propias e impropias. Se gastaron litros de tinta crítica contra la Policía Local.
La gente, ignorantes unos e interesados otros, decía que la P.L. no sabía hacer su trabajo. ¡Qué rápidos fueron algunos con la lengua y la pluma! En esta ciudad, jamás se portó, por ejemplo: casco en los vehículos de dos ruedas. Miles de ciudadanos conducían careciendo de Permiso de Conducción y/o Seguro de Automóvil. Eso pasó a la historia. Ahora, las incidencias de esa índole son muy bajas, en cualquier caso, mucho más baja que la media de cualquier ciudad española. Para que aquello quedara en el pasado, muchos "palos" dieron y recibieron los agentes de la Policía Local de La Línea.
Es lógico, ellos tienen, en el casco urbano, la total competencia en materia de tráfico. Impedir los estacionamientos prohibidos y combatir, por ejemplo, la conducción sin seguro o sin Permiso de Conducción –carnet de conducir- era, y es, competencia de la Policía Local. Dicho esto, debo aclarar algo: en esa época, y hasta hace poco, la conducción de vehículos a motor sin permiso, era una infracción administrativa, y, con el ordenamiento jurídico en la mano, la PL era la competente para su persecución. Hoy, es distinto. A fecha de ahora, es infracción penal. Hoy es un delito que todos los agentes de la autoridad, y digo todos, pueden y DEBEN perseguir. Con los seguros de vehículos a motor y ciclomotores…al revés: en aquella época era infracción penal del tipo falta y hoy, desde hace años, es infracción administrativa.
Conclusión: si quien solo de vez en cuando recrimina a un ciudadano por temas de tráfico, termina con detenciones y “golpes”, que no tendrían que soportar, años atrás, quienes por competencia TOTAL y ABSOLUTA –pero no única competencia- tenían esa: la de recriminar y denunciar infracciones de tráfico. Miren, los agentes de P.L., aquí, allí y más allá, tocan el bolsillo, o sea, los “testículos” por tanto, serán siempre los feos y los malos de la “película”. Si alguien, dos veces al año “toca” el bolsillo de un conductor y acaba las dos veces “revolcado” por el suelo…imaginen lo que pasó, y pasa, cuando día tras día y año tras año, los Policías Locales tocaron y siguen tocando…”los testículos”.
A nadie le gusta que le pongan una multa, incluso aunque en su interior sepa, quien la sufre, que es justa y legal su imposición. Unos las aceptarán más o menos regañadientes, pero las aceptarán. Otros dirán que se les ha hablado muy mal, y ¡que ya hablarán con fulano o sultana…que somos unos chulos!, lógico: una receta de “x” euros, siempre es una ofensa, así pues… ¡tú más…! Por muy bien que trates a una persona, si le estás dando “una receta” de “x” euros, para él, eres un perro y un sinvergüenza que debería estar molestando a otro, perno nunca a mí…
En fin, que los chic@s de la Policía Local son un@s chul@s. Eso sí, si no fuera porque quitan con la grúa el coche del vecino de nuestro vado, llegaríamos tarde al trabajo. Si no fuera por las cientos de alcoholemias que realizan, mil accidentes más se producirían y más daños encontraríamos en nuestros coches los domingos por las mañanas. Si no fuera por que multan por “el casco”, más muertos y lesiones graves sufrirían nuestros hijos y vecinos todos los años.
Seguramente, muchos agentes locales seguirán, durante años, en la misma brecha, y por ello, seguirán bailando con la más fea, y seguirán siendo los malos y los feos de la “película”. ¡Cuantos detenidos tuvieron que hacer, años atrás, para poder poner una simple multa de tráfico…! Por Dios, a veces, familias enteras tuvieron que ser detenidas, incluso con lesiones y daños, por ambas partes…y todo por hacer lo que deben, lo que la Ley les obliga realizar en beneficio de todos: poner una multita. Quien no lo ha vivido y sufrido, lo tiene fácil para criticar. Esa crítica es barata, cómoda y casi siempre cobarde.
Por cierto, esos mismos Policías Locales, entre multa y multa de tráfico, muchas más pusieron, y siguen poniendo, por otros asuntos. Por la tenencia de armas y drogas, o por el consumo de estas, en vías, lugares, transportes o establecimientos públicos, mensualmente imponen cientos de denuncias; eso sin hablar, además, de las muchísimas detenciones por todo tipo de delitos, tanto antes como hoy y mañana. Así son esos feos y malos Policías Locales de su ciudad.
Sin Novedad.
Uno de ciento cuarenta, más o menos.
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