Por: Pedro P. Domínguez Prieto
Un problema común a la hora de entrenar con armas de fuego, es el de reproducir escenarios que nos sean útiles una vez salimos del campo de tiro. Es posible mejorar nuestra rapidez, precisión, seguridad o cómo nos movemos o comunicamos, pero será muy arriesgado y de nulo valor pedagógico, el condicionar movimientos en entornos que será prácticamente imposible de encontrar en la calle.
Por ejemplo, las condiciones que nos impongan las instalaciones en las que entrenemos pueden suponer disparar solo en una dirección, o (típicamente) conocer a grosso modo la situación y dinámica de los blancos (bastará con la explicación o demostración del profesor, o con presenciar la práctica de un compañero que esté delante nuestro en la cola)
Asimismo, estas limitaciones pueden hacer que la situación y distancia de los blancos, de los elementos que nos deban proteger, sus líneas de movimiento/ ataque, o el “timing” sean radicalmente diferentes en el bar, el callejón o el domicilio reales. Por tanto, es inviable practicar bajo el sistema de acción-reacción, como de hecho se hace en muchos centros de formación.
Un problema común a la hora de entrenar con armas de fuego, es el de reproducir escenarios que nos sean útiles una vez salimos del campo de tiro. Es posible mejorar nuestra rapidez, precisión, seguridad o cómo nos movemos o comunicamos, pero será muy arriesgado y de nulo valor pedagógico, el condicionar movimientos en entornos que será prácticamente imposible de encontrar en la calle.
Por ejemplo, las condiciones que nos impongan las instalaciones en las que entrenemos pueden suponer disparar solo en una dirección, o (típicamente) conocer a grosso modo la situación y dinámica de los blancos (bastará con la explicación o demostración del profesor, o con presenciar la práctica de un compañero que esté delante nuestro en la cola)
Asimismo, estas limitaciones pueden hacer que la situación y distancia de los blancos, de los elementos que nos deban proteger, sus líneas de movimiento/ ataque, o el “timing” sean radicalmente diferentes en el bar, el callejón o el domicilio reales. Por tanto, es inviable practicar bajo el sistema de acción-reacción, como de hecho se hace en muchos centros de formación.
Es más, muchos alumnos pueden no adaptarse bien a ciertas técnicas o procedimientos, posiciones (recordemos la historia de la posición Weaver), o tácticas que a nosotros nos funcionan, y que muchas veces tratamos de imponerles como un dogma. Muchos de ellos, de hecho, podrían desarrollar magníficas habilidades combativas si les enseñamos conceptos abiertos, en lugar de técnicas rígidas. En realidad, y en la “arena”, el tirador precisará de un mínimo grado de iniciativa para interpretar la situación, identificar sus opciones y aplicar lo que ha aprendido en los cursos, esa será la clave de su supervivencia ante una amenaza mortal:
Hoy os propongo estudiar una serie de reglas generales que aplicar en caso de un tiroteo. No se trata de técnicas concretas, sino más bien de “consejos” sobre los que reflexionar, y en base a los cuales adaptar nuestro entrenamiento y mentalidad/concienciación. Estas reglas son bastante antiguas, de hecho, y aunque su autoría es desconocida, hace mucho tiempo que circulan por internet (ya quisiera haberlas redactado yo, jajaja). Las descubrí hará unos 10 años, y recientemente me ha sorprendido el comprobar que siguen en boga, presentes en multitud de páginas web dedicadas al mundo de las armas y el tiro policial/táctico, y lo más importante, prácticamente sin variaciones en su redacción.
Estas reglas vendrían a ser como los “Mandamientos del tiro defensivo”, de ahí el título de este artículo: debemos aprenderlas como un Credo, que llegado el caso mantendrá un paralelismo con su homónimo religioso: será nuestra salvación en momentos difíciles.
-The Rules of gunfighting:
No he querido limitarme a enumerar las 24 reglas, sino que haré de cada una un breve comentario, tratando de relacionarlas con aspectos tácticos concretos. No obstante, ya que su esencia es mantenerse en la generalidad, cada lector es libre de sacar sus propias conclusiones. Por esto mismo, tampoco me extenderé demasiado:
1-Lleva un arma. Mejor lleva 2.Lleva a todos los compañeros armados que puedas.
La primera regla parece de sentido común: si prevés que va a haber “tiros”, lleva tu arma encima, esto es lógico. Lo que no es tan lógico es que muchas personas con profesiones de riesgo y que pueden ir armadas legalmente, no lleven su arma por motivos de lo más variopinto: “eso es de paranoicos, el arma es incómoda, no va a pasar nada…”. Muchos policías han sido atacados cuando sacaban al perro o tiraban la basura, simplemente un caco que habían “enchironado” les estaba esperando. La cuestión de llevar “2 armas” hace referencia a la cuestión del back up, frecuentemente esa segunda arma es esencial al fallar la principal, como estableció Ernesto recientemente
Por último, la superioridad numérica es una importante baza a explotar si disponemos de ella, los malos nunca van a venir solos. Si sabemos que habrá jaleo, pide refuerzos o ayuda a quien pueda apoyarte: puede que ese compañero vea algo que tú no ves, o cubra un ángulo que tú tienes desprotegido.
2-Todo lo que se merezca un disparo, se merece dos. La munición es barata, la vida valiosa.
Este punto siempre lo he entendido de dos formas: la primera es el mito del “one shot stopping power”. Muchos acólitos de Marshall y Sanow, o simplemente aficionados a las películas de Hollywood, creen firmemente que el malo va a caer fulminado si le disparo con la munición “X” o “Y”. Esto es un grave error, que ha llevado a muchos policías a la tumba. Otro error grave es la costumbre de algunas academias de enseñar dobles o triples taps + asegurar + a la funda. Tras mecanizar ese movimiento, el alumno se enfrenta al caco en la vida real, le dispara 2 veces, asegura y a la funda. El malo sigue en pié y dispara al agente matándolo. Esto ha ocurrido en multitud de ocasiones, lamentablemente.
Mi aproximación es la promulgada por Clint Smith, del Thunder Ranch Academy: dispara mientras el tipo siga en pie, hasta que su actividad se detenga o lo pierdas de vista. Si la munición se acaba y sigues viendo al malo ante tí, recarga y sigue disparando.
3-Solo los impactos cuentan, lo único peor que un fallo es fallar “por poco”.
Podemos debatir largo y tendido acerca de técnicas, tácticas, armas y calibres, pero si los proyectiles no impactan en el blanco, la verdad es que todo lo anterior no nos servirá de mucho. Un agresor caerá, no solo por recibir plomo, sino porque este alcance ciertos órganos http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/06/lesiones-que-pueden-provocar-las-armas.html
Si esto no ocurre, podemos encontrarnos en situaciones complicadas, como la que comentamos hace ya unos meses
http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/tactica-versus-equipo-el-tiroteo-de.html.
http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2010/10/tactica-versus-equipo-el-tiroteo-de.html.
Nota: el “ruido” no hará ningún daño al malo (incluido el de montar el arma)
4-Si tu posición de tiro es correcta, no te estás moviendo lo bastante rápido, o no estás usando la cobertura adecuadamente.
Una gran verdad. Todos hemos “sufrido” las distintas modas referentes a posturas de tiro:
weaver, crouch, chapman, isósceles… pero si analizamos tiroteos reales grabados por cámaras de seguridad, descubriremos que es prácticamente imposible hacer estas posiciones “de libro” mientras nos disparan, o a la vez que nos protegemos detrás de un vehículo, obstáculo, etc. Claro que nos servirán para las competiciones y tiradas de calificación, pero la calle es otra historia. En mi opinión, lo más importante es realizar el empuñamiento correcto: mano lo más alta que nos permita la rabera de la empuñadura, cerrar la mano con fuerza y controlar la presión que hacemos sobre el gatillo. El resto del cuerpo puede que no se corresponda mucho con las ilustraciones de los manuales, pero la mayoría de las veces será más importante no ser herido, que tardar un poco más en liquidar a los “cacos”.
5-La cercanía niega la técnica, la distancia es tu amiga.
La distancia favorece al tirador que ha entrenado (se supone que tú, amigo lector).Un tipo que no entrena es difícil que le de a algo a más de 20 metros. Quizás incluso menos. Por otra parte, a muy corta distancia (menos de 5 metros), el otro no tiene que haber entrenado en su vida. Solo necesita tener suerte para alcanzarte.
Esta es una de las grandes ventajas de usar armas largas, no tengo que acercarme al blanco para tumbarlo. De hecho, ciertos calibres de pistola / revólver permiten disparar eficazmente a distancias de 75/ 100 metros, algo que siempre nos han enseñado que era “imposible” (los temarios actuales de seguridad privada establecen el alcance efectivo de un arma corta en 25 metros). No hay que recurrir a un .500 Magnum para hacer esto, un .45 ACP +P, un 10mm Auto o un .357 Magnum servirán.
Ante una amenaza, es fundamental alejarnos de ella todo lo que sea posible.
6-Si puedes elegir “qué” llevar a un tiroteo, elige un arma larga, y elige a compañeros que también lleven armas largas.
Y chaleco balístico, una radio y 20 cargadores de repuesto. A la hora de llevar un arma encima, ninguna es lo bastante pequeña ni ligera. A la hora de necesitarla, ninguna es lo bastante potente. Sé consciente de las limitaciones de la pistola y elige un modelo que te de la máxima potencia de fuego (tomen nota los partidarios del 9mm corto para defensa).
7-En 10 años nadie va a recordar detalles acerca de calibres, posiciones y tácticas, solo recordarán “quién” sobrevivió.
El objetivo final es sobrevivir, a esto estará dirigido cada movimiento que hagamos. Obviamente, habrá quien analice los puntos anteriores (Ernesto por ejemplo), pero es cierto que todo está enfocado a ese único objetivo: ser el que se marche de allí andando, y no en una bolsa de plástico. Bueno, Ernesto regresó una vez en ambulancia, pero regresó vivo.
8-Si no estás disparando, estarás comunicándote, recargando o corriendo.
Estas 4 cosas (o variantes de las mismas) son las únicas que te servirán de algo cuando las balas silben a tu alrededor. Cualquier otra acción será una pérdida de tiempo, o algo inútil que te puede llevar a la tumba. En el blog hay varios artículos que desarrollan las técnicas de tiro, recarga, movimiento y comunicaciones:
http://www.airsoftgent.be/dbase/hands.htm
9-La precisión es relativa, el resultado de la mayoría de los enfrentamientos dependerá del “pucker factor” (término vulgar para referirse a si nos vencerá el miedo), más que de la precisión del arma. Usa un arma que funcione siempre.
La fiabilidad es lo más importante en un arma (huye de armas antiguas o en mal estado). Después mantenla limpia (la primera fuente de interrupciones es la suciedad). Lo peor que puede pasarte es que oigas “click” cuando debió sonar bang!
El miedo estará presente en cada agresión que suframos, es inevitable, pero hemos de ser capaces de reaccionar ante los cambios fisiológicos y psicológicos que hemos comentado hasta la saciedad, de ello depende todo.
10-Algún día, alguien puede que te mate con tu propia pistola, pero deberá usarla como un martillo, ya que estará vacía.
Una vez que comience, no debes dudar: ¡Dispara! El entrenamiento debe incluir ejercicios para desarrollar la capacidad de reacción (agresividad). Esto es fundamental.
11-Siempre engaña, siempre gana, la única pelea sucia es la que se pierde. Si te encuentras a ti mismo en una pelea “justa”, es que no la planeaste bien.
9-La precisión es relativa, el resultado de la mayoría de los enfrentamientos dependerá del “pucker factor” (término vulgar para referirse a si nos vencerá el miedo), más que de la precisión del arma. Usa un arma que funcione siempre.
La fiabilidad es lo más importante en un arma (huye de armas antiguas o en mal estado). Después mantenla limpia (la primera fuente de interrupciones es la suciedad). Lo peor que puede pasarte es que oigas “click” cuando debió sonar bang!
El miedo estará presente en cada agresión que suframos, es inevitable, pero hemos de ser capaces de reaccionar ante los cambios fisiológicos y psicológicos que hemos comentado hasta la saciedad, de ello depende todo.
10-Algún día, alguien puede que te mate con tu propia pistola, pero deberá usarla como un martillo, ya que estará vacía.
Una vez que comience, no debes dudar: ¡Dispara! El entrenamiento debe incluir ejercicios para desarrollar la capacidad de reacción (agresividad). Esto es fundamental.
11-Siempre engaña, siempre gana, la única pelea sucia es la que se pierde. Si te encuentras a ti mismo en una pelea “justa”, es que no la planeaste bien.
Atacar por sorpresa, por ángulos o direcciones inesperadas, con armas o tácticas que no se corresponden con las expectativas de los adversarios, nos dará una ventaja enorme para conseguir prevalecer. En mi artículo “El siguiente nivel” traté con detalle este tema http://tirodefensivocampodegibraltar.blogspot.com/2011/03/el-siguiente-nivel-partes-i.html
12-Ten un plan. Ten un plan B, ya que el primero no funcionará.
Las peleas son eventos caóticos, en los que los acontecimientos se suceden y rápidamente, y en los que las circunstancias iniciales (situación de los blancos, armas que utilizan, incluso las mías propias –estoy herido, se me acaba la munición-) pueden cambiar en cuestión de segundos. Una forma efectiva de hacer frente a este caos es tener un plan previo: situarme en una posición de ventaja y decidir “qué” haré si el blanco “X” o “Y” me atacan. Una consecuencia de lo anterior, es que el plan inicial puede que no valga 5 segundos después de aplicarlo, por lo que necesitaré un plan B.
Una de las célebres “Leyes de Murphy para el combate” dice que “ningún plan sobrevive el contacto con el enemigo”
13-Usa cubierta y abrigo todo lo que puedas.
Un elemento clave de la ventaja táctica es el uso de elementos que nos protejan del fuego enemigo. Debes reconocer los elementos que te ofrezcan protección y utilizarlos siempre que te sea posible. Muchos creen que lo primero que hay que hacer cuando empieza el “fregado” es desenfundar y disparar, esto es incorrecto. Lo primero es MOVERSE, salir de la línea de tiro de los enemigos. ¿Hacia dónde moverme? Hacia aquello que me proteja (a mí o a otros –V.I.P.s-), y desde allí ya me preocuparé de localizar a los cacos y devolverles el fuego.
14-Flanquea a tu enemigo cuando puedas. Protege tu propio flanco.
Cuando alguien inicia un ataque lo hace teniendo en cuenta la posición inicial del objetivo, que se convierte en el eje del movimiento y del fuego. Al lanzar una emboscada, por ejemplo, se delimita una zona de muerte a la que las armas están apuntadas y donde la concentración de fuego es más fuerte. Si cambias de posición y atacas al enemigo desde un costado o desde atrás, no solo saldrás de la zona batida, sino que romperás su esquema de ataque y le obligarás a reorientar su plan, poniéndole a la defensiva y ganando tú la iniciativa.
15-No bajes la guardia.
Otra de las leyes de Murphy para el combate dice: “si tu avance está yendo bien, te estás metiendo en una emboscada. Si tu ataque está yendo bien, ESTÁS en una emboscada”. En cualquier momento pueden comenzar los disparos, nunca bajes la guardia. Si parece que ha acabado, mantén tu nivel de alerta situacional.
16-Siempre que parezca acabar, haz recarga táctica y escanea 360º. Después pon tierra de por medio lo más rápido que puedas –esto último es de cosecha propia–
Los clásicos duelos del Salvaje Oeste, en los que dos pistoleros se situaban frente a frente y la muerte de uno de ellos ponía fin al asunto, son más propios de Hollywood que de la realidad de la calle. A no ser que se trate de un ataque improvisado, los malos nunca vendrán solos. Por ello, si parece que el tiroteo ha acabado, no debemos bajar la guardia, sino continuar alerta y tomar una serie de medidas por si hay agresores que no he detectado, o incluso si los que he “tumbado” siguen con fuerzas para seguir disparando cuando salga al descubierto.
He elaborado una pequeña lista de recomendaciones para esta situación “post-incidente”:
Una vez que el tiroteo ha concluido, y por supuesto suponiendo que hemos sobrevivido, debemos tener en cuenta que:
1- Las alteraciones de la percepción pueden durar. Incluso pueden aparecer otras nuevas como pérdida de control sobre el esfínter, vómitos, temblores, crisis nerviosas o desvanecimientos. Esto ha sucedido incluso a personal bien entrenado, por lo que debemos considerarlo.
2- Puede que no haya finalizado del todo. Lo primero es mantenerse en una posición de abrigo, mientras que mantenemos la puntería sobre el último blanco que hemos abatido. Escanea a tu alrededor 360º hasta asegurarte de que no hay amenazas, y realiza una recarga táctica si dispones de munición.
3- Guarda el arma si eres agente de seguridad. Si eres civil, deja el arma en el suelo donde sea visible para la policía cuando llegue al lugar.
4- Chequéate el cuerpo para comprobar que no estás herido. Bajo la tensión del tiroteo puedes no percibir los impactos ya que la adrenalina actúa como un analgésico.
5- Llama a la policía si nadie lo ha hecho.
6- Si puedes, anota lo que puedas recordar o haz que alguien lo haga por ti. Te será útil en el juicio.
7- Si eres policía de paisano o escolta, saca la documentación y tenla bien visible. Cuando llegue la policía puede que no sepan distinguir entre los buenos y los malos. Esto ha pasado ya…y hay que lamentar funestos errores.
Cuando una patrulla de policía llega alertada por los vecinos acerca de un tiroteo, todo aquel que se encuentre por allí será tratado como una amenaza potencial. Sin uniforme, tendrás el mismo aspecto que los delincuentes, y no te conviene tener un arma en la mano en tales circunstancias, y si en cambio tener la identificación bien visible. No camines hacia la policía, espera que ellos se acerquen a ti y te indiquen qué hacer. Haz lo que te digan, los agentes serán rudos hasta que determinen tu papel en el enfrentamiento. Si estás en un vehículo, pon las manos en el volante y no salgas de él hasta que te ordenen que salgas.
8- Las secuelas psicológicas pueden durar años, en forma de pesadillas, depresiones, disfunciones del apetito, cambios de humor, inmovilidad muscular, fatiga crónica, etc. Cuanto más apoyo tengamos tras el suceso, mejor podremos hacerles frente.
17-Mira las manos, las manos matan.
Cualquier arma que el agresor vaya a utilizar tendrá que asirla con las manos. Si un sospechoso se acerca y no ves claramente que lleva las manos vacías, prepárate para actuar. Esto es especialmente importante en climas fríos o cuando tenemos alrededor a múltiples amenazas.
18-Decide ser lo bastante agresivo, lo bastante rápido.
Una vez que ha comenzado, debes actuar al 100%. Dudar ante una amenaza puede precipitar el ataque del enemigo, o hacernos perder un tiempo precioso para defendernos.
19-Cuanto antes acabe la pelea, menos golpes, puñaladas o disparos recibirás.
Algo de sentido común. Por cierto, hay un proverbio chino que dice: “el sentido común no es muy común”…
20-Se educado, se profesional, pero ten un plan para matar a todos los que estén cerca de ti.
Esto puede parecer fuera de lugar, incluso excesivo, pero yo lo entiendo simplemente como tener previsto un plan de defensa ante cualquier persona que esté cerca de nosotros, o diciéndolo de otro modo, que esté lo bastante próximo como para ser una amenaza.
Una vez que ha comenzado, debes actuar al 100%. Dudar ante una amenaza puede precipitar el ataque del enemigo, o hacernos perder un tiempo precioso para defendernos.
19-Cuanto antes acabe la pelea, menos golpes, puñaladas o disparos recibirás.
Algo de sentido común. Por cierto, hay un proverbio chino que dice: “el sentido común no es muy común”…
20-Se educado, se profesional, pero ten un plan para matar a todos los que estén cerca de ti.
Esto puede parecer fuera de lugar, incluso excesivo, pero yo lo entiendo simplemente como tener previsto un plan de defensa ante cualquier persona que esté cerca de nosotros, o diciéndolo de otro modo, que esté lo bastante próximo como para ser una amenaza.
21-Tu opción principal como medio de vida será basarte en 3 pilares: evitar, apaciguar y disuadir.
Una ley natural es que el grande se come al pequeño, el fuerte prevalece sobre el débil .Los depredadores seleccionan a sus víctimas entre las más débiles, enfermas, aquellas que se alejan de la manada o que actúan descuidadamente. Los delincuentes actúan exactamente del mismo modo. Si vas por ahí sin prestar atención, haciendo alarde del dinero, dejando el coche abierto, el teléfono móvil solo, o eres una persona amenazada que cumple rutinas sistemáticamente, los delincuentes o terroristas te pondrán en lugar preferente en su lista de objetivos. Lo mismo ocurre con el agente de seguridad que descuida los procedimientos, colocándose en una mala posición táctica. Los delincuentes lo detectarán e intentarán aprovecharse de esa ventaja.
Sin embargo, el agente que actúa tácticamente, manteniendo el control sobre su entorno, gestionando las amenazas y decidido a hacerles frente, también será detectado por los delincuentes, con el efecto contrario al anterior. Cuando una persona está preparada, y tiene confianza en si mismo, irradia un “halo” que es percibido por quienes están interactuando con él. El resultado es que los malos se buscarán otra víctima. Esto ha evitado atentados terroristas en España.
Caminar erguido, con paso rápido, mirar a los ojos y hablar con voz firme cuando un sospechoso se dirija a nosotros puede evitarnos tener que usar el arma. Recuerda: “si pareces comida te comerán”.
22-No acudas a un tiroteo con un arma de un calibre que no empiece (como mínimo) con un “4”.
Ya sabemos lo fans que son los norteamericanos de ciertos calibres, sobre todo de los que ellos han inventado: .40 S&W, .45 ACP, etc. Creo que esta regla es una especie de “desprecio” hacia los calibres europeos (como el 9mm Parabellum). Lo cierto es que estoy de acuerdo en que, cuanto mayor sea la potencia del arma, mucho mejor. Es más, como dice la regla nº 6, mi calibre de elección tendría 3 cifras: .223, .308… En la película “Harry el Sucio”, Clint Eastwood aparece con un rifle de caza del .458 Magnum cuando acude a “cazar” a Scorpio por los tejados de la ciudad. Su compañero le espeta: “no quieres que se te escape, eh?”.
23-Lleva la misma arma en el mismo sitio, todo el tiempo.
Si alguien trata de atacarnos, nuestra reacción natural será, o cubrirnos con los brazos, o adoptar una posición similar a la de un boxeador. Una persona no entrenada con armas de fuego, no llevará instintivamente su mano a la cadera para empuñar un revólver.
Sólo al entrenar condicionaremos a nuestro cerebro para que lleve la mano a la empuñadura como un reflejo. Por consiguiente, si entrenamos con el arma en la cadera, a la hora de la verdad DEBE estar en la cadera. Si no es así, las consecuencias serán la desorientación y el pánico, además de dar tiempo al “caco” para atacarnos.
23-Lleva la misma arma en el mismo sitio, todo el tiempo.
Si alguien trata de atacarnos, nuestra reacción natural será, o cubrirnos con los brazos, o adoptar una posición similar a la de un boxeador. Una persona no entrenada con armas de fuego, no llevará instintivamente su mano a la cadera para empuñar un revólver.
Sólo al entrenar condicionaremos a nuestro cerebro para que lleve la mano a la empuñadura como un reflejo. Por consiguiente, si entrenamos con el arma en la cadera, a la hora de la verdad DEBE estar en la cadera. Si no es así, las consecuencias serán la desorientación y el pánico, además de dar tiempo al “caco” para atacarnos.
24-No puedes fallar lo bastante rápido como para ganar.
La reacción es importantísima, pero el ruido (como comenté con anterioridad), no le hará daño al malo. Hay academias en las que, durante las prácticas, se promueve la rapidez sobre la precisión, condicionando al alumno a gastar el cargador indiscriminadamente.
En los años 70, la media de disparos que efectuaba un policía sobre un delincuente era de 2,5 (el arma más extendida era el revólver de 6 tiros, y los agentes eran bastante cuidadosos en no malgastar los cartuchos). Durante los años 80, se popularizaron las pistolas de 9mm con cargadores de gran capacidad (15 de media), de modo que en 1991 la media de descargas por tiroteo había subido a 13. ¿El motivo? Sencillamente la confianza en que, si fallo 3 o 4 disparos, aún me quedan 11 en el cargador.
El célebre Wild Bill Hickok ya nos aconsejaba “tomarnos nuestro tiempo”, y yo soy de la misma opinión: lo único importante es darle al blanco.
-Conclusiones finales:
Mi reflexión principal es (precisamente) el invitar al lector a la reflexión. Esta no es una lista demasiado exhaustiva, y seguro que muchos “usuarios” encontrarán aplicación a algunos de estos mandamientos en su vida diaria, o lo hallarán en algún momento de su vida.
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